miércoles, 30 de septiembre de 2015

WATERCOLOR — BIANCA BLAZE

Es rabioso, ese color rojo
Breve comentario sobre una cuestión profesional. Tengo un marcado estilo literario. No es en absoluto ilegible, ni rebosa paranoias, ni cosas así; contiene algunos pequeños caprichos, que han sido amablemente descritos como “barrocos”. Me mueve el deseo, nada más, de distinguirme del resto de una “átona” producción literaria.

Pues pienso que también la escritura debe evolucionar. Esto es: dentro de unos márgenes definidos que sirvan a los principios de comunicación, evasión y claridad. Lo confuso, lo enrevesado, esté escrito como esté, no prospera. Las extravagancias tiene una vida corta; dependen demasiado del capricho, el momento.

Aunque no lo comparto, en otras artes plásticas se aprecia un avance. Lo ejemplifico en la pintura abstracta, el cubismo y demás. Soy más clásico, la muestra expuesta lo evidencia. Pero ahí está: ese esfuerzo por explorar sendas nuevas. Crecer.

¿Por qué las letras no deben hacerlo, igualmente, dentro de los principios que antes enumeré? Es algo así como que todo Dios debe imitar EL QUIJOTE cervantino. Y, si no presentas una novela así escrita, ¡descalificado!

¿Tenéis idea de cuántas buenas novelas podríamos habernos perdido de haber imperado esa intemperancia?