Insistía WILL EISNER en que, para ser un
buen dibujante, se debía practicar en todo momento posible. Es un consejo
universalmente aceptado y que aparece reflejado en la mayoría de los libros de
arte decentes.
Los “indecentes” (que los hay) prefieren
explayarse en consejos esquivos sobre anatomía y perspectiva y cómo magnificar
la grandilocuencia de las figuras colocándolas de tal postura.
Eisner proponía un reto que muy pocos
están dispuestos a aceptar o asumir: trabajar más allá del desaliento, las
malas críticas o la adversidad. La tentación a abandonar es enorme, y el riesgo
a hacerlo, frecuente. Aquí se prueba al autor verdadero: el que, pese a
manifestar deseo de renuncia, persevera, diferenciándose del que lo deja, sin
más.
Es cuestión de amor propio, imagino, pese
a todo seguir.
…claro, que luego están esos (magníficos)
dibujantes odiosos, como JOE MADUREIRA o CARLOS PACHECO, genios naturales, y
¡cómo cuesta ponerse a su altura! (Si se llega.) En tal caso, queda una
solución: hacerlo lo mejor posible, con honestidad, y de forma que te sientas
cómodo y sepas que conseguirás transmitir sin apenas problemas lo que deseas
contar.
Vuestro Scriptor.
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