Nunca leo reseñas ajenas antes de
emprender las mías. Pienso que vicia la idea que tenga sobre el material
visionado, o leído. Inserta conceptos ajenos, y conviene, por elemental decencia,
tener los propios. Puedes equivocarte; pero fue de buena fe.
Además me gusta deducir por mí mismo cosas,
llegar a conclusiones al margen de las del común aceptado. E induce placer
descubrir cuánto de acertado has estado en tus deducciones de lo expuesto
oficialmente.
Conocí a alguien que deslumbraba por sus
análisis de las películas, o cómics, o novelas, que veía o leía. Un día topé,
sin embargo, con una crítica en FOTOGRAMAS
y contenía, casi exactamente, las mismas conclusiones y palabras que las
recitadas por este sujeto. La siguiente vez que empezó a perorar sobre una
película, le espeté:
—¿Son tus conclusiones o las que has
memorizado del crítico de Fotogramas?
—Concuerdo plenamente con ellas
—fríamente replicó. Lo peor: ni siquiera meditó sobre las opiniones del
crítico; se las empapó para recitarlas en una tertulia.
Su reputación cayó a plomo. Dejé de
oírle. Empecé a pensar por mí mismo, sin apenas considerar, tampoco, al crítico
de Fotogramas.
De ahí mi deseo de ser lo más honesto
posible con mis análisis. Mi ejemplo, no cunde.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/