Tiene nombre, ocupación, ubicación. Así que su desnudez se limita a su semblanza gráfica |
lunes, 31 de agosto de 2020
(BUENOS) SECUNDARIOS — IMPRESCINDIBLES
jueves, 20 de agosto de 2020
BIANCA Y EL DRAGÓN — MÁS SOBRE MARSOON Y EL PRISMA UNIVERSO
¿Por qué no atacar a tiros aun dragón?
Entre ese mogollón de frenéticos trazos hay un dragón, palabra. Exige quizás poner un poco de atención verlo.
Esto es más del proyecto gráfico sobre
Marsoon, ese sitio que no me inventé,
al decir de algún desharrapado bujarrón. Que fue cosa de una envidiosa mente
astada. Dado el caso, ¿cómo puedo, por tanto, desplegar con tal seguridad elementos
de una fantasía ajena? Tengo escasas virtudes; empero poseo amor propio. Procuro
ser lo más original posible. No copiar. No plagiar. Eso, para otros. Presuntuoso
“artista” y poetastro flatoso.
MICHAEL MOORCOCK ideó el Multiverso. Es una
herramienta de fantasía utilísima, lo admito. Como sentiría tremenda vergüenza
describir alguno de mis relatos como “del Multiverso”. Por tanto, aunque sean conceptos
casi análogos, desarrollé el del Prisma
Universo, describiéndolo en tres capas: las Facetas (o Superficie,
donde ‘vemos’ lo que ocurre; sería nuestra realidad), el Limbo, una vasta bruma, a modo de magma, donde las cosas y seres
muertos se mezclan, reapareciendo en cualquier Faceta (donde me sea útil) y el Núcleo. Un lugar misterioso. Tanto, que
apenas tengo noción sobre él.
Igual sucedió con Marsoon. Nunca oculté cuán
fuerte inspiración tiene del Barsoom de EDGAR RICE BOURROUGHS, porque LAS GRAVES PLANICIES lo parodia, aunque
luego tomé tal cariño al concepto que hasta adquirió identidad propia. Llevo
Marsoon (aún lo amplío) adonde nunca Burroughs alargó Barsoom. Un prolijo
proceso de descripción cultural, política, social, religiosa, económica, de habitantes
y ciudades, que procuro posea tanta coherencia como sea posible. No como Burroughs
hacía: la primera ocurrencia resultona ¡al papel!
Supongo que es lo que diferencia a un
escritor de otro: la coherencia que dé a su trabajo.
sábado, 8 de agosto de 2020
EL TRAGALDABAS — VERÍDICO
El productor me miró de reojo durante un
instante (mirada llena de perplejas palabras) y, disimuladamente, enarqué las
cejas dándole a entender “esto es lo que hay”. (Que también valía por: lo
encuentro tan pueril y abominable como tú. Empero estamos ante una imaginación
tan mínima-nimia como ridícula. ¿Qué esperabas?)
Acabó la reunión con un productor que no disimuló
su desinterés por “el proyecto”; pasaron los meses sin tener su respuesta.
Volví, esta vez solo, a la productora para entregar CV (era lo que había estado
haciendo entre tanto aguantaba grandilocuentes carajotadas de un flatulento con
ínfulas “artísticas”: aprender cómo presentar proyectos, conseguir direcciones,
contactos) y tantear la posibilidad de venderles mis proyectos; saliendo, me encontré
con el productor. Me recordaba por aquél breve/revelador intercambio de significativas
miradas.
Me interesé por el estado del proyecto.
Tipo un tanto áspero, empero directo, cercenó la cuestión con cuatro palabras (bueno:
muchas más).
—Me desagradó desde el título, cuya ambigüedad
pornográfica —pues aludía a una postura sexual numeral— podía dar problemas de
distribución, y no te digo, de ventas, por mucho dibujito animado mudo que
fuese. Luego, el guión era inconsistente. Tenía fallos por todos lados —fue
entonces abrupto—: una porquería. Y lo de los monstruos, el tragaldabas…
¡vamos, por Dios! —gesto de asco mal disimulado.
Lo entendí. Estaba ante un monstruo de la
producción, con experiencia y años de trajín. Nadan tiburones de acero, ¡MÁS
ACERO! en el negocio del cine, que husmean a años luz las flatosas porquerías
pretenciosas copiadas en las inconsistencias narcóticas de BANKSHI y su
cuernoscopio de los cojones. El productor, lanzado, sentenció:
—No me gustó nada que el guionista, cuando
le pregunté qué proyección tendría “su película”, no contestase. Quedara
callado. No lo defendiese. Mira —sesgo paternalista—, ese corto no tiene
salida. No tiene continuidad. Tiene un público escaso y dudoso. Es un capricho
que nadie va a financiar.
Y así fue. Así ha sido. Mientras, dale que
te pego a la importancia del cuernoscopio, como si eso, por sí, pudiese salvar
lo insalvable. Tiburones de acero, ¡MÁS ACERO! Olisqueando los beneficios desde
lejos. Allí, no los había. Saqué otra valiosa lección de este encuentro.
miércoles, 5 de agosto de 2020
BIANCA BLAZE Y LA BESTIA — ÉSTA, HORNERLESS
Un poco al DEMONIO DE TASMANIA de los dibujos animados se parece, ¿eh? |
Sigo apilando material referencial para
este novedoso proyecto, cuya enorme energía se manifiesta en el número de bocetos
que estoy escorzando. Esto me obliga, empero, a recordar, una vez más, que
Marsoon no es cosa mínima-nimia. Es un invento demasiado colosal como para
dejarlo por ahí arrumbado, oxidándose, pudriéndose en las playas de las ideas
descartadas o los cerros de los conceptos olvidados. Cada dibujo ensancha aún
más las graves planicies que diera “a conocer” en la novela del mismo título. (Que
“no escribí yo” —sarcasmo—, sino algún bujarrón. Empero, dándose esa
circunstancia, ¿cómo sé entonces tanto de ese lugar, como para desarrollar el
material que muestro, con la debida coherencia? Parece que la presión de las
astas crecientes —ojalá fuesen hacia adentro— hace que se imaginen estupideces
más grandes de las usuales.)
Y siendo Marsoon tan singular, de fronteras
tan elásticas, tiene por tanto espacio sobrado para seres, u objetos, tan
extraños, pasmosos, o peculiares, aun míticos-místicos, como el del bosquejo.
No os sorprendáis si Excalibur acaba
apareciendo clavada en una desolada roca de Marsoon. Y quien dice Excalibur… Vale, no adelanto acontecimientos.