Tiene nombre, ocupación, ubicación. Así que su desnudez se limita a su semblanza gráfica |
Para aumentar/cimentar el interés por una
obra (de ficción; no de ladrillos), debes añadir accesorios a los que, a veces,
llegas a coger gran cariño. (Caso similar ocurre con los malos. Necesitas invariablemente
un buen malo. No purrioso, mínimo-nimio, como el Tragaldabas
—agh, puaj, ¡asco!—. Empero sobre ese tema ya he hablado antes —véase LOS
FORSON—, así que no me extiendo más.) Salen de la nada (de tu imaginación) y, de
estar ahí, haciendo bulto, por alguna razón dan un audaz salto adelante y pasan
a ser importantes no sólo en ese relato, sino de sus secuelas, o extensiones. ¿Paradigma?
GABRIEL T. Necesitaba un malo supremo sobre la superestructura de habituales
sicarios que acaban o muertos, o graves, y lo improvisé sobre la marcha. Según
escribía esa parte.
No pensaba usarlo más. Salía, decía sus
chorradas de malo, huía, o moría. (Por lo general, estos personajes mueren.)
Gabriel T supo no sólo escurrirse, sino convertirse en clave de casi todas las historias de la frontera. De sombra
entre nubes tóxicas pasó a protagonizar SOGUETTO,
más otras narraciones.
Así que esta
personaja no sé qué papel final
acabará teniendo en el macroesquema de Marsoon (literario y/o gráfico). Porque
eso aumenta en volumen, dimensiones. Las márgenes se amplían… al infinito y más
allá de la Cúpula del Trueno.