miércoles, 5 de agosto de 2020

BIANCA BLAZE Y LA BESTIA — ÉSTA, HORNERLESS

Un poco al DEMONIO DE TASMANIA de los
dibujos animados se parece, ¿eh?

Sigo apilando material referencial para este novedoso proyecto, cuya enorme energía se manifiesta en el número de bocetos que estoy escorzando. Esto me obliga, empero, a recordar, una vez más, que Marsoon no es cosa mínima-nimia. Es un invento demasiado colosal como para dejarlo por ahí arrumbado, oxidándose, pudriéndose en las playas de las ideas descartadas o los cerros de los conceptos olvidados. Cada dibujo ensancha aún más las graves planicies que diera “a conocer” en la novela del mismo título. (Que “no escribí yo” —sarcasmo—, sino algún bujarrón. Empero, dándose esa circunstancia, ¿cómo sé entonces tanto de ese lugar, como para desarrollar el material que muestro, con la debida coherencia? Parece que la presión de las astas crecientes —ojalá fuesen hacia adentro— hace que se imaginen estupideces más grandes de las usuales.)

Y siendo Marsoon tan singular, de fronteras tan elásticas, tiene por tanto espacio sobrado para seres, u objetos, tan extraños, pasmosos, o peculiares, aun míticos-místicos, como el del bosquejo. No os sorprendáis si Excalibur acaba apareciendo clavada en una desolada roca de Marsoon. Y quien dice Excalibur… Vale, no adelanto acontecimientos.