Incluso en aquella imberbe época de los
tebeos Vértice de superhéroes, en que
era extremadamente crédulo con su contenido, cuando en los créditos veía su
nombre, enfermaba. Junto a CHRIS CLAREMONT, era (es) el escritor que más
detestaba.
Desaprobaba a Claremont por sus diálogos
de mierda, las interjecciones que proferían los personajes. Pero, Wolfman… Buf.
Lo es todo: malos diálogos, malos desarrollos, malos dramatismos, pésimas puestas
en escena. ¿Sigo? Todo es cuesta abajo.
Estoy releyendo una historieta que
escribió en 1978 para LOS VENGADORES.
¡Crimen! No obstante, es un ejemplo perfecto de cómo MARVEL trata a los lectores…, o los trataba. No es tanto que sea un
tebeo destinado a unos adolescentes poco exigentes (en Marvel creen que sus lectores no crecen); es que Wolfman es un
negado. Caracteriza Perú y Moscú de formas aberrantes; el primero, es un país a
dos minutos de conocer a los primeros pobladores españoles. La capital rusa
está dibujada (por SAL BUSCEMA) como un paraje urbano árabe, arrancado quizás
de viñetas de CONAN, no como una ciudad
con rascacielos.
Y lo realmente dramático: Wolfman cree (o
creía) que esto era así EN VERDAD.
La CASA DE LAS IDEAS permite entender, con
historietas así, que el estadounidense vive de falsas referencias, estereotipos
y absurdos clichés sobre el resto de las naciones, evidenciando una ignorancia
de base que ceba su desdén por las culturas del planeta. Cuando viajan al
exterior, a una Europa rica en cultura e Historia, una civilización tecnológica
avanzada, criados con esos falsos mitos, ¿qué piensan? ¿Sobreviven al shock de ver que los demás vivimos
también en el siglo XXI, y que, en algunas cosas, aun les superamos? ¿Vuelven
transfigurados por el paráclito, dispuestos a admitir sus errores, o acaban atontados
del todo?
Escritores como Wolfman, que nos ven como
a través de una botella de Coca-Cola,
flaco favor hacen a su poderosa nación.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/