Atención a la expresión tensa e intensa de PETER WELLER, imbuída a un tiempo de los automatismos de su nuevo yo, y las emociones que afloran del hombre que una vez fue |
Las imágenes ayudan a dar legitimidad a
la crítica adversa al artefacto nefasto que nos han servido como “remake” del clásico del cine y la
ciencia ficción ROBOCOP.
(A esta “revisión” me niego llamarla “RoboCop”;
es ROBOREMAKE,
y gracias.)
PETER WELLER encarnó al martirizado agente
de policía ALEX MURPHY, y su alter ego
cyborg, con un derroche de profesionalidad actoral y talento que su “reemplazo”,
JOE KINNAMAN, ni de lejos ha conseguido igualar. Ejemplo: en las imágenes que
acompañan a este texto. No quiero culpar demasiado a Kinnaman; habrá actuado
según lo mandado. Pero luego pululan historias por ahí de intérpretes que van
quejándose de qué forma laminaron/mutilaron su labor. Así que algo habrá
aportado al desastre, fijo.
Por otra parte, y tratándose de un
icono/licencia tope jugosa, RoboCop
nada menos, destaca que no se haya ocupado de la “revisión” un director con voz
tónica. No sé qué habrá hecho JOSÉ PADILHA antes, lo admito, pero desde luego,
con RoboRemake, se ha lucido.
¿Cómo hubiera sido RoboRemake de haberlo dirigido NEILL BLOMKAMP, el regidor de DISTRITO 9 y ELYSIUM?
Muy diferente, ¡seguro! Con nervio, briosamente enfocada desde una perspectiva
caótica, polvorienta y desesperada, intensa. ¡Habría sabido sacarle jugo al
reto!
Sospecho que a Padilha los productores lo
han chuleado hasta el infinito, ¡y más allá!, mandándolo a callar, listo para
ser sacrificado indoloramente de haber sido amplio el desastre, creando una
película a su gusto, no al de la encomiada leyenda urbana que registra RoboCop.
Y el resultado ha sido… bueno…
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/