Y todo surge de este boceto |
Tras cuatro años, he empezado una nueva
entrega de Páramos de Marsoon y debo
admitir que es bastante reconfortante descubrir que, pese al lapso de tiempo,
cuatro años desde la anterior novela, las cosas siguen “frescas” e “intactas”
en mi mente, mostrándome incluso algo que me ha pasmado: senderos donde pensaba
que, si no estaban ya transitados, ¡no existían! Nuevas vías de acción.
Porque Marsoon, el de los horizontes
ilimitados, “está vivo”, en constante expansión. Es su principal virtud. Y pide
que narren su crecimiento. Cómo, hacia dónde se extiende.
Explorar los nuevos viales está siendo divertido,
intenso, interesante. Gratifica poseer una obra que te respalda, un elenco
competente en el que confiar, la certeza de saber dónde pisas. Y más: que han
recomendado bien todo ese entramado.
Cuatro años ‘lejos’ de Marsoon y su
barroca imaginería gráfica y literaria me han proporcionado un punto de vista mejorado
sobre mi propio estilo narrativo. Percibo una evolución, una capacidad de
contar maravillosa, quizás más escueta, pero práctica. Hay más atajos, los
personajes y situaciones se crecen como no lograban hacerlo antes, pese a la
falta de redundantes adjetivos. El tiempo invertido en el desarrollo de mis
novelas gráficas ha conseguido todo este excelente beneficio, razono.
Es como si lo sucinto, lo hábil, se hubieran
unido a un expresivo estilo narrativo que atrapa la atención del lector. Ya no
pierde tanto el tiempo sorteando artificios; va al grano. Recto. Y lo mejor:
¡sin perder detalle!
Espero bien pronto anunciar la
publicación de esta nueva entrega.