sábado, 30 de septiembre de 2017

VÍCTIMA

Si se valora BIANCA BLAZE desde
un sesgo político facha, esta plancha
creo que desactiva esa sospecha
Aun aceptando la amplia variedad e importante calidad de la restante oferta, renegando del victimismo (que puede ser tan falso, gratuito, interesado como despreciable), empero debo señalar una cosa. (Dos, más bien.)

Empiezo constatando que nuestra presente Constitución me garantiza el derecho a expresarme y crear como tan libremente estime. Imagino que el límite está en que ese derecho no lo aplique a las amenazas, injurias o conductas groseras o delictivas. Creo que quien diseñó ese derecho lo hacía pensando en que pensaba denunciar injusticias reales evitando castigo posterior, no para masacrar por sadismo o verdadera mala intención a quien eligiese como víctima.

Pero: el presente (aunque viene de lejos, ¿eh?) clima “de opinión” de nuestra Sociedad limita, y mucho, este derecho. En particular, el creativo. Me explico: cuando empiezo la narración gráfica de Bianca Blaze lo hago desde el nutritivo sustento de la novela LOS IMPERIOS PERDIDOS (esto ya lo he contado antes). Este légamo contiene el que España es el Sacro Imperio Católico Hispánico y es la portentosa hegemonía del pasado, sostenida con vapor inyectado, pujante electricidad y remachado por doquier en acero, MÁS ACERO.

¿Por qué hice esta temeridad? Primero: por INNOVAR. Todo ucrosteampunk, al parecer, debe ser, si no vernesiano, sí victoriano. Pensé: bueno, ¿qué pasa con nosotros? Fuimos una potencia. Esto es una fantasía. Inofensiva, además. No se adoctrina a nadie. ¿Importará si, en vez de ¡aclamar! Londres, ¡exalto! Emérita Augusta? ¿Escribo/dibujo sobre nuestro imperio, en vez del inglés? No es tanto sentimiento de patriotismo (o patrioterismo) como de marcar diferencia con otras obras similares (ejemplo: LA LIGA DE LOS CABALLEROS EXTRAORDINARIOS.)

Me limito a contar una historia ágil,
divertida y de acción empleando un
contexto más imaginativo del
habitual. Pero no se entiende así.
Hay miedo a la etiqueta. Y mucho
Pues sí. Y NOTABLEMENTE, además, importa. Porque es políticamente muy incorrecto hablar bien de nuestro país (manifiestamente mejorable) y aún más darle ese carácter imperial de antaño. Aquí debemos mostrar vergüenza, arrepentimiento, humillación y deseo expreso de balcanizar nuestra nación para que encajes con no sé qué precepto “cultural-creativo” que Dios sabrá de dónde ha surgido.

Lo opuesto condena al ostracismo. Y estoy sufriéndolo. Es despreciable la actitud editorial, impregnada de ese complejo que cito, que no obstante ¡saluda! a todo lo anglo y que condene sin complejo alguno nuestra Historia y legado.

Este sentimiento golpea también a SOGUETTO. Por diferenciar, diseñé una hegemonía comunista global que emplea sin tasa el genocidio para imponerse eterna. ¡HORROR, ABOMINACIÓN, DESGRACIA! ¡Una hegemonía roja asesina! Pero ¿de qué va este tío? Pues, de eso: hacer algo distinto. ¡Grave error en un país cuya cultura está tiranizada por la Izquierda, que se cree dueña única de la creación cultural, estableciendo los estándares de producción sin compasión!

Desde este planteamiento, ¿puedo disponer de un derecho que luego va a ser censurado por quienes siempre andan denunciando la censura y lo demás anejo? Esta hipocresía es la que, en verdad, está impidiéndonos progresar, la que blanden quienes más se definen “progresistas”, aunque limitan, coartan, censuran, marginan, a quien opine distinto a ellos. (Ni cito a la Derecha. Ni busco su comprensión/protección. Son una calamidad absoluta.) Así que ya ven ustedes. Soy víctima de los escrúpulos de unos y el miedo de otros a ser tildados de algo que no son por el simple hecho de querer diferenciarme del mejor modo que conozco.