viernes, 18 de mayo de 2018

RIDDICK, ¿FUE EL ÚLTIMO “CABRONAZO”?

¿Last action (anti)heroe? ¿Cerró una saga
de intrépidas figuras masculinas chapadas
a la antigua?

El cine de los últimos tiempos ya no arroja héroes admirables a nuestras costas. Exceptúo al cine de superhéroes. Proceden de las viñetas y son una incorporación a la imagen real. No aportan realmente nada nuevo, o son nuevos. Se les retoca de forma que se ajusten al presente. Tomando o no conceptos de ALAN MOORE u otro. Pero “yastá”.

Me refiero a la figura icónica acaso unidimensional, que no entiende la realidad a grises, sino en B/N. Cito a MAD MAX, a INDY JONES, a JOHN MCCLEANE, DIRTY HARRY, MARTIN RIGGS, el ácrata SNAKE PLISSKEN, el siempre socorrido RAMBO, o ROCKY. A ese tipo de figuras con las cuales podías sentirte identificado, aunque fuese mediante la fantasía. Representaban valores morales ancestrales un tanto idealizados de los cuales era adalid JOHN WAYNE, imagen del solitario individualista de noble corazón que tumbaba con los puños o el Peacemaker a cualquiera rufián que contraviniese las normas antiguas y de buen ver.

Ya no se ‘fabrican’ esos héroes con los que el “macho cis” (una etiqueta nueva y peligrosa) heretoX se sentía en compañía de iguales. De tíos que comprendían los problemas y con los cuales podías compartir cervezas. Ahora se estila una nueva figura, el “héroe-junco”, llamémosle así, capaz de prostituir sus ideales, su sexualidad, su religión, por mor de encajar con la moda-modelo de la diversidad, las minorías rampantes (los nuevos xenófobos) que deben tener una cuota de participación, o hay bronca.

El ejemplo perfecto; el legendario MAD
MAX se aparta para que EMPERATRIZ
FURIOSA domine el escenario. Es el
nuevo cine. Más feminista que femenino
Y el problema de dicha representación residen en que guionistas o realizadores se esfuerzan tanto TANTO en que resalten que engullen la historia. Ya no cuentan nada. Poco se interpreta, encima. Se perjudica notablemente la calidad narrativa/de la narración. La esencial está en que haya el adecuado número de homoX, de biseX, de negros, de hispanos, de asiáticos, de lesbianas, que el protagonista sea paladín de la diversidad sexual/cultural/étnica (y atractivo, para contentar a todo el graderío) y esté dispuesto a saltar de colchón lo ocupe quien lo ocupe. Sin problemas. Escrúpulos.

Riddick, el paradigma que propongo, constituía esa (última) imagen de firmeza viril del hombre que asume responsabilidades con una identidad y carácter propio que hacía entender que era de esos cabronazos que conviene tener a tu favor en la pelea. Entregado al deber. Es el héroe-roble. Puede partirlo el viento. Mas sigue siendo la mejor madera para dar solidez a las mesas.

¿El héroe-junco? Bueno, bastante tiene con inclinarse adonde toque para evitar el desastre del céfiro… y apartarse para que la figura de la fémina dominante descuelle. Que es lo que impone ahora: la BOUDICA triunfante. El héroe-junco, por tanto, no tiene criterio, credo, consistencia. Hoy dirá lo que mañana desdecirá. Porque su fortaleza está en contentar, no en perpetuar valores que contienen elementos de seguridad que se han perpetuado a través de los siglos.

BONNIE TYLER preguntaba dónde estaba ese héroe de manos de HÉRCULES; afirmó TINA TURNER que no necesitábamos ningún héroe más. Los años han rodado; la segunda ha acertado. No es que no necesitemos un héroe; ¡ya no se quieren! Porque incitan valores (mérito, esfuerzo, familia, patria, honradez) incompatibles con una Sociedad-junco obsesionada con las etiquetas, que permiten, de este modo, excluir más deprisa, sin remordimientos, a los “contracorriente”. Los que no se rinden. No se venden. Los intocables que se mantienen like a rock, dixit BOB SEGER, en sus trece.