¿Last action (anti)heroe? ¿Cerró una saga de intrépidas figuras masculinas chapadas a la antigua? |
El cine de los últimos tiempos ya no arroja
héroes admirables a nuestras costas. Exceptúo al cine de superhéroes. Proceden
de las viñetas y son una incorporación a la imagen real. No aportan realmente
nada nuevo, o son nuevos. Se les retoca de forma que se ajusten al presente.
Tomando o no conceptos de ALAN MOORE u otro. Pero “yastá”.
Me refiero a la figura icónica acaso
unidimensional, que no entiende la realidad a grises, sino en B/N. Cito a MAD
MAX, a INDY JONES, a JOHN MCCLEANE, DIRTY HARRY, MARTIN RIGGS, el ácrata SNAKE
PLISSKEN, el siempre socorrido RAMBO, o ROCKY. A ese tipo de figuras con las cuales podías sentirte identificado,
aunque fuese mediante la fantasía. Representaban valores morales ancestrales un
tanto idealizados de los cuales era adalid JOHN WAYNE, imagen del solitario
individualista de noble corazón que tumbaba con los puños o el Peacemaker a cualquiera rufián que
contraviniese las normas antiguas y de buen ver.
Ya no se ‘fabrican’ esos héroes con los que
el “macho cis” (una etiqueta nueva y peligrosa)
heretoX se sentía en compañía de iguales. De tíos que comprendían los problemas
y con los cuales podías compartir cervezas. Ahora se estila una nueva figura,
el “héroe-junco”, llamémosle así, capaz de prostituir sus ideales, su
sexualidad, su religión, por mor de encajar con la moda-modelo de la diversidad,
las minorías rampantes (los nuevos xenófobos) que deben tener una cuota de
participación, o hay bronca.
El ejemplo perfecto; el legendario MAD MAX se aparta para que EMPERATRIZ FURIOSA domine el escenario. Es el nuevo cine. Más feminista que femenino |
Y el problema de dicha representación residen
en que guionistas o realizadores se esfuerzan tanto TANTO en que resalten que
engullen la historia. Ya no cuentan nada. Poco se interpreta, encima. Se
perjudica notablemente la calidad narrativa/de la narración. La esencial está
en que haya el adecuado número de homoX, de biseX, de negros, de hispanos, de
asiáticos, de lesbianas, que el protagonista sea paladín de la diversidad
sexual/cultural/étnica (y atractivo, para contentar a todo el graderío) y esté
dispuesto a saltar de colchón lo ocupe quien lo ocupe. Sin problemas.
Escrúpulos.
Riddick, el paradigma que propongo,
constituía esa (última) imagen de firmeza viril del hombre que asume
responsabilidades con una identidad y carácter propio que hacía entender que
era de esos cabronazos que conviene tener a tu favor en la pelea. Entregado al
deber. Es el héroe-roble. Puede partirlo el viento. Mas sigue siendo la mejor
madera para dar solidez a las mesas.
¿El héroe-junco? Bueno, bastante tiene con
inclinarse adonde toque para evitar el desastre del céfiro… y apartarse para
que la figura de la fémina dominante descuelle. Que es lo que impone ahora: la
BOUDICA triunfante. El héroe-junco, por tanto, no tiene criterio, credo,
consistencia. Hoy dirá lo que mañana desdecirá. Porque su fortaleza está en
contentar, no en perpetuar valores que contienen elementos de seguridad que se
han perpetuado a través de los siglos.
BONNIE TYLER preguntaba dónde estaba ese
héroe de manos de HÉRCULES; afirmó TINA TURNER que no necesitábamos ningún
héroe más. Los años han rodado; la segunda ha acertado. No es que no necesitemos
un héroe; ¡ya no se quieren! Porque incitan valores (mérito, esfuerzo, familia,
patria, honradez) incompatibles con una Sociedad-junco obsesionada con las
etiquetas, que permiten, de este modo, excluir más deprisa, sin remordimientos,
a los “contracorriente”. Los que no se rinden. No se venden. Los intocables que
se mantienen like a rock, dixit BOB SEGER, en sus trece.