martes, 14 de julio de 2020

CHANCLETAS DE CHAPA — ¡QUÉ BUENA PINTA TIENE!

¡Qué buena pinta tiene! Pero... ¡si esto no
es lo de
CHANCLETAS DE CHAPA!
¿Otro robo más?

Plagiando trabajos ajenos, ¿no iba a “tener buena pinta”? Que a saber qué “pinta” es esa, pues conocido el percal, la impotente inutilidad, la incapacidad para escribir un diálogo que no dé asco, risa, o pena (más esto), escenas de increíble mediocridad y absurdos personajes, empero todo enfoscado en tal pueril arrogancia que había que colgarla de los cornudos cuernos de la cornuda Luna para acabar de verla, ¡natural roben ideas, tramas y escenas que, ni en mil travestis años de travelismo forzado, podrían haberse imaginado!

Algunos padrastros alemanes tienen hijastros así: flatulentos haraganes sinvergüenzas. Saquean a otros, limitándose a poner su firma y ya está. Es todo cuanto saben hacer. Van recibiendo cornás de las novias, cuan descalzos viajeros numerólogos micoteóricos, dándoselas de delicado niño sensible literato, imitando esas irrisorias estampas del Romanticismo del poetastro pálido/a base de absenta y láudano, que se desmayaba por nada, “incomprendido” llorón enfermizo en fuga a su finca solariega para recuperarse, camelándose con todas estas patrañas los

(imbéciles)

ingenuos corazones de las damiselas “poéticas” para ver si las magreamos alguna cosa.

¡Chancletas de chapero, espectacular! Vivi-vivencias de un chapero en chancletas de chapa por pueblerinos parajes, coleccionando piedras extrañas y llevando a cuestas el infantil plagio en pop-up realizado acá/acullá/allá, convenciendo al mundo de que es cosa suya Suya SUYA, de nadie más. ¡Chancletas de chapero! No es cosa mínima-nimia. Pronto, en cines. (Que será como el de la película francesa: otro plagio.)