Portada alternativa a mi reciente novela publicada (sigo promocionándola) |
No pensaba meterme en política porque
embarulla las cosas y no merece la pena; pero tengo el santo derecho a decir
qué pienso y lo quiero emplear.
La abdicación del Rey ha excitado, cómo
no, era de esperar, las soflamas republicanas. Derecho que imagino también
tienen (ellos, por otra parte, te prohíben el de querer ser monárquico —bien
empezamos, tanto que hablan de libertad, si limitan tu capacidad de elección—).
Ocurre que, tengo ampliamente observado, es que piden la república como si ésta
fuese palabra embrujada que, al instante de pronunciada, disolviese por siempre
jamás los problemas que nos acucian.
Graves problemas, por cierto. Pero ellos,
¡santos varones inmunes a la corrupción, los nepotismos y otros escándalos
anejos!, no como monárquicos y bipartidistas, han conseguido persuadir(se) de
que, apenas el país cambie a república, ¡se acabó el paro, la corrupción
política, la violencia de cualquier tipo! Esto será Jauja ¡ipso facto!, porque la palabra mágica: república, ¡se ha mencionado!,
cayendo como una benéfica capa de maná por doquier.
Pero finalmente me decanté por esta. ¿Cuál os gusta más? |
Este es el quit de la cuestión: mágicamente.
En su soberbia, han eliminado la necesidad real de sacrificios, de esfuerzos,
de pacto, de estabilidad.
¡Fuera la Monarquía! Dinero que nos
ahorramos, aducen. ¿Dinero que nos ahorramos? ¿Qué ocurre: el presidente de la
república trabaja gratis, no necesita un vestuario apropiado, gozar de
determinados privilegios (yates, Camp Davis, aviones privados… putas de lujo),
tendrá que vivir en edificio adecuado a su cargo, dar cenas y almuerzos de
Estado…? Eso ¿aparece espontáneamente? ¡Más magia!
Claro que sí: ¡el presidente de la
república es el santo varón mágico del perfecto desprendimiento-a-raudales y
trabaja por amor a la Humanidad!, no como las alimañas monárquicas. No necesita
ni alimentarse: se sustenta de república.
El tinglado representativo, ¿no es labor del
Rey? Porque luego: ¿qué hacemos con la Familia Real? Si la largan de malos
modos, la causa republicana se verá como una banda de salvajes ávidos de poder
en plan bolcheviques sangrientos y se tambaleará en poco tiempo. A menos,
claro, que nos convenzan estalinistamente de lo bien que vivimos bajo su
férula.
La tierra es el rey; sin rey, la tierra perece. Es viejísima tradición que, no sé por qué, tiene cierto reflejo real. Es el mito de la taumaturgia, y en este filme queda perfectamente expresado |
Habrá que mantener a la Familia Real,
¡creando otro gasto! Tendríamos, más o menos, dos Jefes de Estado, uno oficial
y de quita-y-pon (cambiaría mediante elecciones —pero creo que quienes
pretenden la república persiguen establecerse en el poder in saecula saeculorum a cualquier precio—), y el tradicional, de
equívoca utilidad, pero al que habría que seguir manteniendo.
Siempre he hablado muy mal de los 15M y
los ¡democracia ya! porque (y el tiempo me ha dado la razón) cuanto querían era
el coche oficial. Quejarse, lo hacían de puta madre magistral; con más o menos
razones. Pero dar soluciones, que era lo que les pedían, ninguna coherente.
Todo lo resolvían transformando el país
en una república. Como si quitar al Rey fuera a resolver la educación, sanidad,
desempleo, delincuencia… mágicamente. Por fortuna, la gente vio qué becerro de
oro hojalatero eran, y les han mandado a la cuneta. Ha quedado otra víbora, que
afirman su poderío procede de lo faccioso de su mensaje.
Aducen que el presidente de la república saldría
de las urnas; al Rey, lo han impuesto. ADOLPH HITLER no llegó al poder calibre
en mano: sino por la vía democrática.
Finalmente: recordemos qué caos era la
anterior república, que derivó en la horrorosa Guerra Civil. Pero, al perecer,
los santos varones incorruptibles que respiran república lo han olvidado. Será
que, de tanto invocar al dios de la Acracia República, se disiparon todas sus
nociones de Historia.
Y el pueblo que olvida su pasado está
condenado a repetirlo…
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/