Fragmento de una extensa opinión que debe suscitarnos inquietud |
Para las personas cultas y civilizadas, las
que presumen de tener educación (no se trata, en este caso, de modales a la
mesa o ceder el asiento en el autobús), quemar libros se considera atrocidad.
Cierto: las hay peores. Pero ésta, en particular, encierra un decidido afán de
la Sociedad de hacerse más retrógrada, aceptando que la voz y voluntad del
líder es cuanto alimento espiritual, o cultural, necesitan.
El libro puede ser una importante arma
(contiene ideas, datos, explicaciones, divulga historias, cuestiona aparentes
verdades inamovibles…) en un conflicto (como las palabras) y por eso las
fuerzas opresoras (no necesariamente religiosas o conservadoras) tratan de o
tergiversar su contenido, adulterarlo, prohibirlo o, peor, quemarlo.
El FemeMarx(ismo)
que está promoviendo la “Revolución Feminista” (o sea, provocando una innecesaria
Reacción Masculina) no para en barras. Sabe que cuenta con un aliado poderoso
(una alimaña que se aprovecha de movimientos de esta índole para adueñarse de
todo y todos, en cuerpo, alma, conductas, invadiendo la esfera privada del
individuo —al que quiere anular para convertirlo en otro ladrillo del muro—, adoctrinándole
en su conducta cotidiana —surtiéndole de ODIOS y querencias, pensamientos—) que
puede vocear muy fuerte y ser una oleada intimidatoria si se lo
propone.
Lindos pensamientos para pertenecer a un mesías del proletariado feminista... |
El FemeMARX comprende la importancia del
libro y las palabras. Por eso ya pone sus fuerzas (represoras, de reeducación
del pensamiento) en prohibir libros, autores, alterar el lenguaje para ponerlo
a su disposición, usándolo como otra arma (de opresión masiva) de su “Revolución
Feminista”. (Para luego ir presumiendo de demócratas.)
Tiene peleles
tontainas que las siguen el juego porque son eunucos en todo sentido de la
palabra. Y no ven atrocidad en quemar libros que el Índice Inquisitorial
FemeMARX ha marcado para su desaparición. ¿Dónde queda, pues, ese espíritu tan progresista de libertad, tolerancia y
diversidad que dicen respetar/alentar, criticándole al contrario carecer de él?
¿Sólo son admisibles sus ideas? ¿Qué espectro de libertad es éste? Pues uno
digno del aserto: Dime de qué presumes…
Me asombra que esta gente
(pues les pregunté qué les parecía, y el silencio fue rotundo; como el refrán afirma:
Quien calla, otorga), tan ‘amantes’
de la literatura, la cultura, la diversidad, nada opinaran. Sobre todo, en
contra. A todo buen demócrata, le ofendería; o inquietaría, como mínimo. No. A
ellos. No. Así que, supongo, en la Hispacon
de este año, un aquelarre de fanáticos de Xtrema Ixquierda aficionados (o lo fingen)
a la ciencia ficción, se reunirán ante una gigantesca pira donde quemarán los
libros que sus adoctrinadoras amas/maestras
les ordenen, colofón a otro infeliz evento del género.