Para una juventud saturada de diversos
medios de ocio o evasión computarizada puede costarle comprender qué
fascinación a gente de mi edad sigue causando los pulps o TBOs con los cuales crecimos, durante una época mucho más
simple, aun ingenua, donde la imaginación tenía más importancia que
actualmente. Ahora casi lo tienen todo hecho. Salvo el esfuerzo de memorizar
las teclas para que el avatar electrónico haga según qué, poco más necesitan.
Para nada ejercitan o desarrollan la imaginación.
Carecen del entusiasmo que nos producía las
escasas maravillas en papel que podíamos conseguir. Por eso: exceso.
Saturación. Hay tanta oferta que se permiten hasta despreciarla. Están
saciados.
Nosotros, con pocos recursos de ocio o
evasión (gráfica), debíamos rellenar, a golpes de imaginación, el hueco entre
deslavazadas colecciones de Vértice,
por ejemplo, para intentar seguir la trama. O, como con frecuencia sucedía,
limitarte a disfrutar el número que comprabas y, con mucha suerte, más adelante
conseguir uno, o dos más, correlativos.
En esa misma onda, me resulta curioso
comprobar qué desdén el pulp concita
entre las castas de "sesudos/sibaritas" lectores o aficionados al
ocio. Cuando resulta que los creadores de sus fantasías favoritas, los GEORGE
LUCAS o JAMES CAMERON, aun SAM RAIMI, son, o fueron, ávidos consumidores de esa
"literatura barata" y las viñetas. Un paradigma: ¿acaso INDY JONES no
puede ser trasunto de DOC SAVAGE?
Supongo sin embargo que "cada cosa en su edad, y una edad para cada cosa". Pero convendría recordar que todas estas "fascinantes" fantasías actuales, decantados de pulps y TBOs, tienen un origen "remoto", de un tiempo de visionarios pioneros a los que hoy día apenas se les quiere reconocer el esfuerzo.