Europa hace ¿dieciocho, diecinueve días?,
despertó oyendo cañonazos. Y no eran tracas de Las Fallas o el Año Nuevo Chino.
Sino Rusia, invadiendo a un vecino, porque su siniestro dirigente decidió debía
salvar a no sé quién de qué. Mero pretexto para un expansionismo imperialista.
Ese día, la progresía inmunda saltó en pedazos. Todo su discurso antiimperialista,
pacifista de pega y demás zarandajas que oreadas durante el fétido Aquelarre del 8M, se desplomaba pese al desesperado/salvaje intento de
sus voceros de mantenerlo a flote y negar la brutal evidencia de que el
COMUNISMO es esa amenaza siempre descrita. (Ganapanes de Rusia, ¡no pueden
hacer otra cosa!) Procurando despistar, etiquetaron al Presidente ruso de facha
(de Derechas, cuando rebosan en la Izquierda —de por sí, el comunismo ES
antidemocrático, totalitario y vertical—) mientras ofrecían imágenes de
blindados “soviéticos” arrasando con la bandera roja como el fuego en alto.
De un plumazo, toda la Europa Lisa Simpson sostenible
del feminismo, el transX, las energías verdes y demás voluntariosas chuminadas veganas,
eran barridas por un brutal pragmatismo bélico que no entiende de progrepayasadas,
sino de metas pragmáticas.
Europa, sin energía, sin gas, amenazada de
carestías en los supermercados, con precios en inacabable escalada y
empobrecimiento salarial, debe comprender que el vegano sueño Lisa Simpson debe
acabar YA, porque es muy flowerpower orearlo en los foros internacionales concebidos
por apalancados-subvencionados que así esquivan tener que trabajar como toda
persona honrada. Europa revive la pesadilla de 1939, por motivos similares: un dictator con una idea que quiere imponer
mediante una guerra atisba un Occidente débil, narcisista y multicultural, aunque
apenas entiende qué significa eso, y aprovecha la obvia debilidad bizantina que
representa para atacar. Se cisca en banderas arcoíris, feminismos, orientaciones
homoX y minorías sobreprotegidas, incapaces de percatarse que el beneficio que
obtengan las mayorías también será suyo.
Europa, para hacer sobrevivir esa cohesión
que persigue, debe despertar. Volverse más nuclear. Prosaica. Menos progre (al
menos, de salón), más terrígena. El reto es difícil, empero obligado. Debe aparcar
todas las pijerías de Lisa Simpson por su bien. Porque el retrato de blandura gayfriend que ha dibujado persuadió a un
expansionista a guerrear.
Debemos volver a los coherentes estándares de 1950, lo menos, para poder mantener los estándares de democracia, prosperidad y derechos humanos que nos honramos defender. O no pasaremos de ésta.