Pese a las considerables dificultades que están poniéndome esos de la "libertad", que si eso es libertad, no necesitamos lavativas, la historieta sigue progresando |
Es vieja denuncia que he expresado aquí, o
en el blog hermano,
con alguna frecuencia, problema empero que, en estos últimos/preelectorales
tiempos, está agudizándose de forma ALARMANTE. Varios personajes vinculados a
la farándula han expresado desapego por la “sensibilidad progresista” al
advertir cómo se ha convertido en un intolerante monstruo autócrata que decide
quienes pueden prosperar, escogidos entre los lameculos más abyectos, que ondeen
más fuerte sus desequilibradas banderas, aun propaguen con celo fanático sus
desvariadas consignas (el femurulismo está dándonos puñados diarios de ellas).
Violan todo consenso democrático elemental. Los “sensibles” aferran cuanto
consideran es exclusivamente SUYO: calle, Arte, opinión, prensa; por extensión,
medios de comunicación. Les escandaliza otros hagan uso de “su propiedad”.
¡Qué inmundo chaparrón de injurias están
recibiendo estos personajes por cuestionar la opresión “progresista”, cómo esas
“progresías” están demostrando ser dictatoriales en todo término, cómo sufren
escarnio por cambiar de parecer cuando ven que lo que creían libre y adecuado, es
puro absolutismo! Aquí, al parecer, lo único que puedes cambiar es de sexo. Lo
demás: INADMISIBLE. No quieren ciudadanos: ¡esclavos desmemoriados!
El Arte lleva secuestrado, transgredido,
depravado, por la izmierda años; más aún, en estos tiempos recientes. En grado
de insoportable autocracia que convierte en broma a la siempre denostada censura
franquista (su habitual socorrido recurso). ¿Censura? ¡La suya! Ahora, para
editar, publicar, no debes presentar un trabajo más/menos correcto o excelente:
¡sino acreditar tu absoluta afiliación incondicional a la “sensibilidad
progresista”; ser ultrarrojo-transmaricón-transfronterizo desde la segunda
generación mínimo!! Paradigma: primera página: el morado carnet del partido (del
que las encuestas vaticinan va a desaparecer —¡por fin!—, mejor que otro); segunda
página: el certificado de que eres transmaricón-transfronterizo oclócrata. O
sea: la limpieza de sangre de cuando los Austria, ¡pero en orientación sexual!
Quien cumpla estos requisitos: publica.
Mierda, mas publica. Y si es un colosal mojón femirulista, ¡tienes la paguita
máxima vital asegurada! Si elaboras una obra de corte tradicional, tira para el
Valle de los Caídos: ¡en alguna parte, la “sensibilidad progresista” ha cavado
tu fosa!
¡Rebélate a esta opresión, porque nada impide que tú, por transfemirulista-intermaricón que te debas postular para procurar halagarles, cualquier día TAMBIÉN acabas siendo su víctima! Todos prigan aquí.