La amistad es un privilegio que nos dan y
tú concedes. Tiene ramificaciones distintas a las de una relación sentimental
(novia, esposa) o familiares (hijos, primos, hermanos). A los amigos se les
hacen confesiones que difícilmente se compartirían con seres queridos o
sanguíneos. Hay ahí una especie de complicidad, confianza, alianza, que lo
permite y alienta. Innumerables son los cantos a la amistad y la camaradería.
La amistad es mucho más valiosa de lo que
se estima; pero como es algo corriente, dado por hecho, podemos permitirnos
despreciarla, descuidarla, mancharla. Le pasa como a la vida: la arriesgamos de
mil modos estúpidos, y sólo al perderla (o que el trance sea cercano) valoramos
su grave importancia… algún tiempo. Aunque hay “amistades” (interesadas, de
conveniencia, de “circunstancias”, las que te usan para medrar social y
laboralmente) que mejor ni conocer. Cuánto te ahorras en tiempo, dinero y
decepciones.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/