Debido a la considerable influencia que el
personaje creado por LESTER DENT (que escribía como KENNETH ROBESON —cuya prosa
es otra de las buenas, de las que enseñan, ¡y mucho!, a escribir, y cómo—) ha
tenido en mi obra, era inevitable (si no inexcusable) que apareciera en LAS GRAVES PLANICIES con superior relevancia.
Comprensibles temas de eludir conflictos con derechos de autor me obligaron a
darle la titularidad de forma oblicua, a llamarlo Doc Sav(annah); después,
según corregía el borrador, comprendí que hacerlo indirecto protagonista era
mejor, pues la mente de CLARK SAVAGE, JR., sólo la entendía Dent.
Algún otro autor podrá acercarse un
montón a la mente de Terhli, pero yo sé, mejor que nadie, cómo funciona, cuáles
serían sus reacciones en según qué situaciones. No podía, pues, escribir sobre
Doc de forma absoluta porque desvirtuaría su imagen. Su esencia, lo que
transmitía. Eso, repito, sólo podía hacerlo Dent. Aun así, me han comentado que
no sólo clavé a Doc, lo aumenté dándole un convincente trasfondo humano.
Mejor elogio, imposible. Significa: he
metabolizado la lectura, entendiéndola a fondo.
Con Las
graves planicies empecé a arañar la ambiciosa esperanza de mostrar a un
delta de público, in albis de todos
esos mitos del añejo PULP, personajes
desconocidos para ellos pero que, de forma más o menos directa, han incidido en
iconos actuales, como INDIANA JONES. Es una tarea más ardua de lo que al
principio imaginé. Mas Roma no se construyó en un día. Quién sabe. Igual
también me salgo con la mía en eso.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/