lunes, 8 de junio de 2020

ICONS

JANE BADLER, antaño la DIANA de la
serie
V (que no de Vendetta) que encandiló
un tiempo al país. Luego empezaron los
argumentos de mierda y se fue la serie al
carajo. Su reciente
remake era mucho peor.
Pues ahí la tienen: ¡modelo para travelos!

JUDY GARLAND, la DOROTHY de EL MAGO DE OZ (versión antigua) dio la casualidad, circunstancia, o morbo, de ‘servir’ de modelo para los travestis (alias travelos) de su época. Más recientemente, actrices como NICOLE KIDMAN o JODY FOSTER han “dado ese ejemplo” para que ciertos señores, esclavos de un íntimo, vergonzante y chantajeable secreto de retorcido carácter sexual, en la más/menos intimidad se atavíen imitándolas.

Considerando qué aspecto de esmerada-delicada porcelana exhibe la australiana, sorprende exista algún fornido camionero de Nebraska, por ejemplo, hirsuto como CHEBBACA, capaz de entretallarse en la silueta y/o vestuario de la Kidman. Eso sí es una proeza de ingeniería, no poner un hombre en la Luna. Imagino que el paradigma puede extrapolarse a las otras actrices citadas, o que se me escapen.

Un hombrón hecho-y-derecho queriendo aparentar ser estas délficas celebridades… al menos queda grotesco. (Las costuras reventarían por doquier.)

Empero ignoraba que la mimbreña JANE BADLER fuese también icono del travelismo. ¡Pasmoso! Pues, sí. Hay quien aspira a imitar su tronío de reina reptil ordenando envasar a la Humanidad para jalársela en su distante planeta de serpientes y lagartijas andante-parlantes. Intento (con notable esfuerzo) imaginar al hombrón-hecho-y-derecho fuentecanteño procurar encajarse dentro de ese mono naranja de butanero, con la peluca y demás atrezzo y maquillaje, procurando imitar traveleramente a la Badler en su tronío de lagarta reina.

Las costuras reventarán por todos lados, mostrando desnuda esa efigie, patética e hirsuta, de hombrón hecho-y-derecho ante un espejo estallado por reflejar tanta bufona fealdad, tan absurdo propósito, espanto que, aparte de promover la más salvaje risotada ante el ridículo, recuerda que aunque la mona se vista de seda, travesti se queda.

(Creo que Jane Badler merece más respeto, que ser “elogiada” de este modo. En serio.)