autoestima
al recordar qué grandes hitos devinieron de los acontecimientos sucedidos esta
fecha, en 1942, y gozar de su vertiente lúdica, queda empañado por un racismo oriundo no sólo de fuera de nuestras fronteras, que apela a la perversa Leyenda Negra contra España, sino más execrable: de dentro de nuestros lindes. Esa actitud
provoca un universal ODIO xenófobo.
Y, últimamente, estamos muy ‘sensibilizados’
contra el racismo o sus actitudes, ¿no? ¿O existe un diabólico discriminatorio doble
rasero al respecto? ¿Esto sí es racismo, porque lo digo yo,
o esto no lo es, porque también lo juzgo
yo? Así, pues, la hispanofobia, por racista, debe ser repudiada con igual internacional
energía.
Cuando atacan a España, o sus habitantes, no sucede ninguna legítima defensa.
Pues es muy progre pisotear
al país, inventándose genocidios que no existieron o expolios que nunca se
produjeron para hacerlo. Esos racistas patrios son los peores; actúan como pútridos JUDAS bastardos, oreando su fétido “realismo
mágico sin banderas-sin fronteras”, un malvado concepto del cosmopolitismo
que luego, cuando lo aplican, es excluyente, radical, totalitario... racista.
Olvidan esas alimañas, a sueldo de crueles dictadores foráneos, que la nación no es la
bandera, sus Instituciones, o Su Majestad, sino nosotros, la CIUDADANÍA. Su gente. La nación es un gigantesco
tejido multicelular, compuesto por personas, identidades, no pétreos entes
inorgánicos, como un Ministerio.
Esos racistas regionalistas cavernarios
medievales, que se inventan “países” e “idiomas” dentro de nuestra nación, pues
aspiran a ser monarcas-déspotas absolutos, con más privilegios que los del Rey,
avivan un siniestro DESPRESTIGIO COLECTIVO. Impide su ODIO segregacionista vean
que, al atacar a España, hieres además a su población y empresas. Fuera no
criban por “bueno progres
españoles-antiespañoles”, o fachas furibundos franquistas. Todos caemos en el
saco. A todos nos miden por igual.
España tuvo un esplendoroso pasado del que debemos
enorgullecernos, no renegar como esos que, por seiscientos mil euros, nos están acribillando. Son
despreciables. Porque, recuerda: tú
eres la nación. No sus Instituciones solo, Instituciones, encima, ¡de las que
forman parte! ¿Quién puede confiar en gentuza así?