Una nota de humor de estos universales personajes para ilustrar una cosa que debe producirnos preguntas, cuando no inquietud |
Siendo “semana de la ecología”,
quiero reforzarla con este comentario, fruto de afirmaciones que uno de sus
dirigentes, o divulgadores, ha realizado esta mañana en la radio. Valoraba
cierto documento (sin duda, salpicado de gilipolleces y tremendismos
confeccionados a medida de una ideología
descalabrada, llena de locuras e imposibles) del “Gobierno” actual (nada menos que
mil páginas) donde esta organización (que debes contemplar recelosamente) se ha
autodesignado los WATCHMEN del
cumplimiento de los presupuestos de tal escrito.
A ver: ¿qué es Greenpeace,
en el fondo? ONG (que percibe, al loro, fondos del “Gobierno”, sea de forma
indirecta/de tapadillo) compuesta por activistas a sueldo y voluntariado que puede
expresar una forma radical de defensa
de la Naturaleza. (Existen movimientos ecoterroristas; así que cuestionemos su pacifismo.)
Si durante esa defensa atropellan hechos, realidades y verdades, los manosean y
deforman para que encajen en su pararrealidad, no cuenta esa falta de
escrúpulos, o ética; la revolución no puede detenerse por minucias. Para ellos
es el maquiavélico “el fin justifica los medios”. Ocurre que, luego, por moral
elemental, no puedes criticar al adversario por imitarte. Tú empezaste actuando
mal.
Lo importante es que esta organización (de izquierdas
radical, cuidado)
no puede ponerse a monitorizar o censurar gobiernos porque le parece su deber (salvo que lo que persiga en verdad
no sea proteger la Naturaleza, sino sus pingües beneficios).
Malísimo estimamos una injerencia religiosa (que el Opus se ponga a mangonear en las escuelas, por ejemplo). Detectado,
los transfemirulismos
progres se podrían a ladrar como perros comecojones en pleno paroxismo. Que Greenpeace decida ser la EcoInquisición,
controlando a su antojo políticas gubernamentales (aun de un tan despreciable “Gobierno”
como éste) es inadmisible. Que opinen lo que consideren oportuno (y sea
sensato, ojo), empero ¿dictarnos
normas? Eso hacen los DÉSPOTAS.
Greenpeace está sacralizando la cuestión ecológica (so pretexto del Cambio Cli) al grado de religión. De las intolerantes, que es más peligroso aún, porque no están (in)formando a fieles (reclutan en las escuelas, manipulando las mentes de los alumnos jóvenes para que encajen en su ciudadano vegano transfemirulo), sino talibán de lo verde que no quiere dialogar, sino imponerse, con AK 47 o no, en mano. ¿Exagerado? No me lo parece ya, a la luz del presente supuesto: el pujante electrocochecito leré, ¿qué contaminantes genera su batería? Y ¿cómo se reciclarán? Ordenan comprar electrocochecitos leré. A cómo tratar su tóxica mierda, no quieren dar respuesta.