Tómese por ejemplo del texto este afiche para empezar a ilustrarlo... |
Hace muchos años que vi esta película
protagonizada por RICHARD HARRIS, y algunos elementos puedo tenerlos borrosos. Empero
la idea central predominante es la de Harris aclimatándose a las costumbres de
los indios norteamericanos.
¿Dónde hallé un paralelismo? En el vigoroso
virginiano JOHN CARTER, cuando de ese modo enigmático, nunca explicado (o satisfactoriamente),
apareció en Marte-Barsoom, donde, ¡oh, maravilla!, lo atrapan los verdes indígenas
que le esclavizan, mas luego conoce a la gente de piel roja (y hermosa por los
cuatro costados, menos los ruines, que tenían defectos físicos —tópico de la
narración de aventuras; o quizás no sólo de este género: MR. SCROOGE tampoco
estaba descrito de apolíneo aspecto—), que le abre sus palacios de riqueza
excesiva, su ciencia antigravitacional y seductoras princesas, mientras los nativos
verdes siguen en sus graves planicies, acaparando rasgos de brutalidad, sadismo
y tecnofobia mientras, seminómadas, moran en las fastuosas ruinas de las
ciudades de los hombres rojos barsoomianos (también en reflujo).
Presentes estos elementos, ¿puede negarse la
correlación? Los pielrrojas de Harris trasuntan los hombres rojos barsoomianos.
Le introducen en su cultura. Los hombres verdes pueden ser alguna tribu rival,
o aun elementos de la fauna, como osos o lobos. Integrados en el gran ciclo de
la vida, pero amenazantes.
...y compárese con este más fantasioso, aunque en esencia compartan la misma idea |
Además, John Carter, asediado en su momento por los indios, estaba imbuido del espíritu del Destino Manifiesto del colono estadounidense. Pareció intentar ir alojando ciertas costumbres del hombre bianco (protestante, maquinista, comerciante calvinista) entre las barsoomianas, aunque su éxito fue relativo, pues se engolfó más (y con agrado) en los preceptos socioculturales de Barsoom. Quizás porque… este republicano se hace prínceps, cargo regio que este republicano no rechaza, como debiera ser (o se supone). Así de fuerte es el ideario republicano al respecto: apenas les ponen una corona por delante, reniegan de sus principios. Bendita hipocresía.
Tal como John Carter de Marte fue filmado (fatal, por faltarle todo el subido exotismo fetish con el cual EDGAR RICE BURROUGHS impregnó las novelas, en el cual barrenaba), puede considerarse a Un hombre llamado Caballo más John Carter que ese John Carter de Disney.