Pues resulta que este señor de aspecto tan jovial como simpático fue GEORGE PEREZ. Su saludo ¿se troca en un gesto de "hasta la vista"? |
Descubro que ha fallecido este laborioso y
detallista dibujante (con una impresión de sufrir brutal horror vacui), otro de los principales pilares de la Historia de
la Historieta. Ayer mismo.
Dos cosas apunto sobre Perez: la primera,
que me ha costado, a veces, diferenciar su arte del de JOHN BYRNE. El examen de
las viñetas del canadiense sugiere hay mímesis con Perez (aunque contemporáneos,
creo Perez empezó a publicar primero), imitando su cuidada línea, dibujo
realista salpicado de elegantes escorzos y pasión por abarrotar consolas de
botones y pantallitas que parecían obsesiones maníacas de algún tipo, más que
su sigul artístico.
La segunda es que, como con Neal
Adams, es mínima-nimia la “filtración” de sus elementos que pudiera
integrar a mi trabajo, en esa confusa/difusa-peligrosa línea que hay entre el
homenaje a un autor cuya labor admiras y la copia descarada (consciente, esto
es; el subconsciente es otra cosa). Y, en parte, creo que es por elemental
respeto a autor admirado. El amor propio de decir: este hombre lo hizo así; te toca
dejar tu propia impronta. Imita eso de los grandes: dejar legado. No otras
cosas.
El deceso de Perez no tambalea la Historia
de la Historieta; la perpetúa el continuo relevo de firmas de considerables
dotes. Va a hundirla un puñado de ineptos espabilados muy inclusivos y bujarrones,
de Yale o Harvard, con sus mariconcomplejines de universitarios sensibles a
todo, menos a cómo pudren la Industria que les proporciona sus lujos. En
oposición, debemos ensalzar el que el industrioso George Perez fue de los que
estuvo luchando durante los primigenios tiempos, apuntalando y expandiendo
dicha Industria.
Siendo un macabro remate para este elogio al gran dibujante, planteo la siguiente porra: ¿quién puede ser el siguiente en dejarnos: John Byrne o WALTER SIMONSON?