Afiche. Ni Guerra Fría, ni CELESTIALES, ni la madre que los parió. Sólo postureo inclusivo con algunas compupeleas resultonas para llenar hueco (dicen) |
He visto una crítica televisiva vapuleando
este reciente (y pujante polémico) estreno de Marvel Crystal Generation Studios. Sucintamente, en el ahora
perseguido lenguaje masculino tóxico: se han cargado la película (incomparable
con la de LOS VENGADORES —remacharon—,
más ingeniosa y centrada en lo suyo) por llenarla de maricones, femirulas,
negros y tullidos. Cada diez minutos, guiño inclusivo a una de estas
"minorías". De tal modo incluidos que rompían la unidad de la
narración, creando encima una distorsionante sensación caótica final. (Los SFX
computarizados, pese a su excelencia, no salvan el desastre argumental.)
Lo que venimos denunciando algunos, hastiados
de moñadas inclusivas, de un tiempo a esta parte (y que no es por despreciar a
estos sujetos, sino de denunciar sus extremismos agresivos manipuladores,
dirigidos por una repugnante progresía izquierdista sin escrúpulos, movidas por
grandes ansias de dinero y posición social): que por tanto afán de rendir pleitesía
a las minorías, en lugares que no tienen objeto ni espacio, porque ni siquiera les
corresponde estar presentes, ya no dejan espacio para desarrollar como es
debido la historia (que ya habrá elementos diversos que puedan cargársela).
Por tanto, ¿de qué va el filme? De contentar a las vocingleras minorías inclusivas de cristal de marras. Ni de buenos contra malos, de metafísica y sociología, de religión como vehículo para contar un abrumador hecho científico evolutivo (como era la pretensión original de JACK KIRBY, demasiado influenciado por el fraudulento VON DÄNIKEN) o algo así. Hacer las cosas de esa manera, como siempre, es tradición, ahora es historia.