viernes, 5 de noviembre de 2021

REMEMBER, REMEMBER… — FICCIÓN, SÓLO FICCIÓN

 

Una de las portadas de la serie.
Yendo por la calle, leyendo unas
consignas ácratas en formato
grafitti, me dio cuenta de lo
descerebrados y peligrosos que
son. Viven en una absurda
pararrealidad quimérica que
la simple realidad destruye.
Mejor harían viendo a un
profesional que sanee sus
cabezas. Alguien que se
ocupe de desatascar cloacas

Contrastada con nuestra catastrófica crispada actualidad zoosociopolítica, ésta convierte a la célebre V DE VENDETTA, de ALAN MOORE e ilustrada por DAVID LLOYD, en una ingenua y buenista fábula pese a su decidida intencionalidad política.

Quizás por mor de ese simplón buenismo hay por ahí quien cree es factible constituir la “romántica utopía” del ácrata terrorista V. Ofuscado por la candidez de su “apostolado”, obvia, cómo no, un elemento clave en toda construcción emprendida por el Hombre: el factor humano.

La envidia, la codicia, la mentira, la traición… Poderosos factores humanos. En la vasta novela gráfica, recordemos, desde una depuesta dictadura conservadora avanzan hacia una “anarcomocracia” en la cual cada ciudadano es absolutamente cabal, responsable y honesto consigo mismo y sus vecinos, escarmentado de la tiranía derribada. Un “renacer en primavera” solidario y cooperativista que no sé cuánto creían Moore y Lloyd podía hacerse real.

Y, tal vez, durante cinco constituyentes minutos, funcionase. Un noble espíritu de sincera intención de edificar algo así. Empero, después, empezarían a formarse grupitos (el paradigma está en FaceBook, puro campo ácrata, donde insidiosas camarillas se agrupan con fines espurios) y siempre habría uno creyéndose capaz de hacerlo mejor que el elegido, dándose la circunstancia de que lo apoyarían otros que, a su vez, manejan ciertos planes que… ¿os suena? ¿Cómo acabaría todo?

En lo que repudiaban y combatían, a excepción de que sería un Infierno construido a su elección. El nuevo V (EVE HAMMOND), pese a la directriz heredada de “ayudar, guiar, no intervenir”, se vería en el aprieto de elegir o ser el verdugo en su Jauja Ácrata, eliminando a quienes la amenazasen (trocándose en una intervencionista estatal), o dejarles autodestruirse, ponerse las cadenas forjadas a su elección, lo cual les devolvería a la abominable tiranía. ¿Tanto sufrimiento para eso: regresionar?

Puede dejarles. Lo eligen solos. Mas ¿permanecería indolente ante los atropellos a los inocentes? Su conciencia protestaría porque, de ignorarlo, se equipararía con los que cometen los crímenes. (O quizás, amparándose en lo de “Así lo quieren”, se cruza de brazos, dejando los engulla la miseria.) ¡Qué dilema! Que termina resolviéndose al convertirse en… una verdugo intervencionista paraestatal. Dictadora por el bien de los débiles. E ¿inmune a las tentaciones del poder arbitrario? La máscara da poder… Oculta al individuo… A su conciencia, sus actos…

Algo tan elementalmente humano lo soslayan quienes creen que V de Vendetta es posible, cuando su único mensaje útil es: Recela de los líderes. DE TODOS.