domingo, 28 de noviembre de 2021

HACE MUCHO TIEMPO, EN UN FANZINE OLVIDADO, MUY OLVIDADO…

 

Los elementos de sátira y caricatura siguen
estando presentes; son liberadores y me
permiten cierta distorsión que persigue acusar
el interés del lector por la narración gráfica

La imagen compara cómo evoluciona una historia cuando la retomas, años después, con nuevos conocimientos, perspectivas y experiencias. La de la izquierda es la primera página del fanzine CORONEL CALAVERA, de 1997; la más bianca es de BIANCA BLAZE, de 2021. Y conforme recupero este relato, las cosas mejoran y más Más MÁS salvajemente divertidas se ponen.

Cierto que alguien pudiera aducir que la innovación es más bien escasa; el estilo está más labrado, acaso. Empero debo replicar que, por culpa de un desgraciado editor y otro hijo de puta (que iba de editor) estuve diez años (una década) sin dibujar. Ahora tengo que ir a marchas forzadas recuperando no sólo el tiempo perdido, sino volver a re-aprender aspectos de lo que ya sabía. Al menos, he encontrado mi estilo, tengo un estilo, que puede gustar/más menos, y estoy cómodo con y en él, junto a los personajes que ilustra. Porque he observado que, hoy día, SUPERMANES bujarrones aparte, los dibujantes son cojonudos. De un perfeccionismo sofocante, un acabado manierista superior. Pero:

Son CLÓNICOS. Se parecen tanto TANTO que no destacas diferencias entre ellos. No puedes elegir favoritos, como ocurría hasta hace poco. ¿Dónde están los SIMON BISLEY, MIKE MCMAHON, BRIAN BOLLAND o KEVIN O´NEILL, que ofrecían contraste?

Estos nuevos dibujantes están no en una sana rivalidad profesional, sino en una atonía creativa casi anestésica. ¿Es acaso alguna maniobra editorial para aletargar todavía más el sentido crítico del lector, envuelto en la nueva y nefasta tontería “de género-inclusivo”?

Dándose aun la paradoja de que, cuanto más/mejor es el dibujo (y lo anejo gráfico), peores son las historias. Más absurdas, politizadas, afeminadas, semejantes a un pollo decapitado que corriera por el corral sin saber dónde va a caer; toda esa energía derrochada sin propósito, hasta que sucumbe de pronto y para nada. Estas historietas de la “inclusividad” son pura mierda, pues no valen nada, no cuentan nada, salvo pretender satisfacer a un sectario público concreto, que, encima, no las lee, jodiendo por tanto a los auténticos amantes del TBO, desagradados con esos contenidos oportunistas de unas editoriales desnortadas.

Creo que el futuro de la historieta, de haberlo, está de nuevo en el fanzine. Donde, debido a su económica factura underground, de un espectro de público limitado, podrá contar lo que quiera y ser lo políticamente incorrecto (o sea, hoy día tan sólo contar buenas historias) que desee. Lo lamentable será qué corto alcance las propuestas lleguen a tener.