lunes, 17 de septiembre de 2012

CORTESÍA


Bueno, poco puedo comentar al respecto. (Salvo que si queréis publicitaros de este modo, pues contactad con nosotros.) Anécdotas no tengo (o son francamente soporíferas) y sólo puedo reiterar mi odio por el verano. El hijoputa no cede. Y a estas alturas de Septiembre, ¡qué queréis que os diga! La carne está extenuada, fatigada, harta, ya apenas los automatismos funcionan y la inercia se agota. El ambiente debe refrescar, algunas nubes de lluvia soltar un poco; sobre todo, para que varíe el paisaje.
Alguien debería tomarse la molestia de matar al verano antes de que llegue el año que viene. Un par de plácidas primaveras y otoños por año nos vendrían muy bien.
Vuestro Scriptor.