miércoles, 5 de septiembre de 2012

LOBO AND TERHLI IN COLOUR - HOY HE CURRADO ESTO EN EL PANTEÓN A BIANCA

Al principio fue el lápiz; en esto estamos ya todos de acuerdo, ¿verdad?
Si bien no pude asistir a todas las clases de dibujo artístico de Artes Aplicadas (había que currar), mi principal formación, respecto a dar color, procede de unos cursos que recibí de cerámica artística (sí, sí, ¡he pintado azulejos sevillanos!). La materia consistía en una teoría limitada a darte una explicación sobre los colores, las bases, las mezclas, y recordar que, si aplicabas una capa de amarillo, luego no pongas azul encima, que sale verde. El resto: práctica Práctica PRÁCTICA.
Luego, DIOS, en su infinita sabiduría, puso la tinta en la Tierra para
hacer estas cosas 
Este proceder se me contagió cuando me tocó dar clases, porque aprecié que, ‘forzando’ al alumno a trabajar sobre su obra, avanzaba mucho más que si lo sofocaba a largas explicaciones y dedicarle a historias que le frustraban. El principio es elemental: el alumno (o alumna) va a desarrollar una tarea, ¿no? ¿Importa tanto que sea una a su agrado? ¡Se concentrará mejor, más, y estará cómodo/a! Tú estás ahí para corregir sus fallos, así dibuje un BOTICELLI o un ALEX ROSS.
Y el color vino a continuación, con lápices... ¡de tienda de veinte duros! (¿Los
recordáis?) Inapreciable ayuda la de la BENDITA BIANCA BEAUCHAMP
La historia de esta entrada: hace poco puse la imagen del boceto a lápiz, con la intención futura (como ha sucedido) de darle, más que color, sólo tinta. Al final me animé y apliqué color. Este es el resultado final.
Con más detalle, la obra. P.V.P.: 15 EUROS
Empecé coloreando pigmentos cerámicos a pincel; luego, para fortalecer mi técnica, usé témpera. Grave error, al menos, en lo que a mí respecta. La témpera es torpe, terrosa, tapa, apenas luce. La acuarela líquida VALLEJO fue una ayuda vital, complementada con las pastillas. Pero donde domé el color fue con lápices, obteniendo estos acabados.
Vuestro Scriptor.