El afiche de la mejor película de la Doble Santa Trilogía creo que es idóneo homenaje visual a este actor; en esa conta, su importancia es capital |
Es la noticia fandom del domingo (porque paso de entrar a comentar, aun habiendo
motivo, el aterrador escenario político que socava la nación. Bastante de ese
cáncer ya nos barrena a diario): el fallecimiento del más notable supervillano
del cine: Darth Vader, oscuro icono atormentado (cosa que iríamos sabiendo
poco-a-poco) que impactó, con su avasalladora presencia, nuestra infantil
imaginación tras abordar la nave consular de otra difunta, la princesa LEIA
ORGANA.
Lo curioso de Prowse es que no podemos
decir que fuese un señor, como IAN MCDIARMIND, que, como secundario glamouroso, se distinguiese por
aparecer, en plan estelar, en pequeñas aunque resonantes intervenciones que nos
hiciesen decir: ¡Hey hey! ¡Aquí sale Darth Vader haciendo de…! Porque, que me
conste, prodigarse me parece que poco. Mas sí supo rentabilizar su papel de
LORD DEL SITH. Hasta hacerlo histórico.
En cambio, ahí está: inmortal. Como el
KURGAN, otro espadachín violento consumido por el Reverso Tenebroso de la
Fuerza. O, en ese caso, la ambición desmedida. Prowse ha trascendido a un plano
superior del recuerdo del fandom (cada
vez más poderoso, en réplica a las corrientes elitistas que adoran bodrios
pretenciosos porque, por ejemplo, los ha filmado WOODY ALLEN, y hay que
¡aclamarlos! —aunque la película sea tostón— por no ser popular cine comercial
—cuyos ingresos permiten se rueden sus monsergas—) que puede situarle por
encima de celebrados actores. Todo, por encarnar a una tenebrosa figura con
misteriosos aunque definitivos poderes “mágicos”.
Sin duda, Prowse es paradigma de que la oportunidad, junto con la suerte, pueden ser determinantes en tu vida, llevándola hasta donde, interpretando a HAMLET, nunca hubiese llegado…