En aquella época éramos tan ingenuos que
mirábamos esas portadas, de BORIS VALLEJO sobre todo, con una extraña sensación,
mezcla de admiración y morbo. Conan
siempre se las ha apañado (por entonces, al menos) para parecer “cosa superior”,
erótica; de adultos. Lo que, por aquellos tiempos, se conocía como película
“clasificada S” o “X”. Las guayabas aposentadas a los pies de Conan, con tan
escasa indumentaria, propia de aquellos “tiempos bárbaros” de forzudos indómitos
y odaliscas seductoras, ya prevenían sobre qué clase de material, por dentro, nos
esperaba. Y el cachas de la espada, lidiando con esqueletos andante-parlantes u
otros monstruos exóticos, lo remataba.
Tampoco era tanto, una vez visionado el
TBO. Mas lo que contaba era esa impresión de madurez que inducía tener un Espada Salvaje. Estoy refiriéndome a la
época de Vértice, porque cuando Planeta, mediante Fórum, se apropió de todos los títulos de superhéroes, estandarizando
y comercializando de una rentable manera esas historietas, algo de la magia
desapareció en favor de la continuidad.
Empero el glamour de La espada salvaje de Conan seguía
intacto. Y cuando empezaron a publicarla en tomos, esto era como alcanzar un
nivel de lectura superior, pornográfico.
Todo esto, está claro, a un lector actual,
saturado de videojuegos y publicaciones de todo tipo, de juegos de rol donde se
desarrollen tramas de Conan, o aún
más salvajes, le suena a chino. A aburrida nostalgia otoñal carente de sentido.
Sin embargo, existió un tiempo (y no tan remoto) donde nos ilusionaba poseer un
La espada salvaje de Conan porque conseguía
hacernos sentir intrépidos aventureros que estaban atravesando una línea que no
muchos osaban traspasar.
Y, ya, el acabose. BORIS VALLEJO nos conmociona con esta "pagana" imagen del bárbaro. (Fue la primera ilustración que vi de CONAN, por cierto) |