domingo, 31 de octubre de 2021

TODOS LOS SANTOS, 2021 — O ESO EXTRANJERO LLAMADO HALLOWEEN

 

¿Por qué no darle una forma
sexy también al evento?

Cuatro palabras para fortalecer esta tradición gráfica en cualquiera de ambos blogs sobre la pagana festividad celta de Samain, luego incorporada a nuestro culto como un memento a los familiares difuntos, que antes se honraban yendo a visitar el camposanto y la fría lápida del pariente al que la Parca nos arrebató de cualquier modo. Era (o sigue siendo) el gran GRAN día de las floristerías, cuando los supervivientes demuestran su arrepentimiento por haber sido hostil con el fallecido mediante ofrenda floral que no deja de tener cierto regusto a hipocresía.

¿Tanto costaba haberse llevado mejor en vida? Creo es en el fondo una forma de castigo, un pretender sofocar ardientes remordimientos con el ramo de flores depositado en la piedra tallada con un nombre y fechas. No sé si se consigue. Porque, en el fondo, el cadáver no lo percibe. Es inconsciente polvo y huesos. El espíritu, ¿vigilante desde ultratumba?, no manifiesta, que yo sepa, de ningún modo el detalle. Todo queda en la conciencia del vivo, que fue al bollo. En cómo este gesto atenúa, o exonera, su mala conciencia por los feos momentos pasados con el finado.

Según el país, la celebración de Difuntos es de manera más/menos festiva, como en Méjico. La TV y el cine nos han barrenado con imágenes de niños norteamericanos barriendo kamikazes sus barrios recolectando chucherías disfrazados de lo que sea. Resultando influencia tan poderosa, ha acabado calando en nuestra cultura nacional. No sé cuánto de malo es. (Para los vendedores de caramelos, es otro día grande del negocio.) Parece algo mejor que el ir, neblinosa y fría mañana de Difuntos, al cementerio a ver con humor gris Grey lápidas de parientes desconocidos.

Ah, sí. Samain-Halloween, por pagana que sea, es una conmemoración religiosa. Los que celebráis Halloween, aun a lo español, empero abomináis de la Navidad por ser hito religioso, estáis así cometiendo una considerable hipocresía. ¿Lo pagano, sí; lo nuestro, no?