Portada de la actualización a fecha presente. (Me tomo la desvergüenza de escoger un fragmento de mi comentario) |
Esta es época de tradiciones; la de la
postal de Navidad, la felicitación de Año Nuevo, el Roscón de Reyes… y que Sitio de
Ciencia Ficción reúna a sus primeros espadas del comentario sobre el género
para que efectúen una valoración sobre un tema propuesto. Nos esforzamos por
dejar bien alto el pabellón, principalmente no por competitividad, sino por amor
propio. No vale poner cualquier cosa para apurar el paso hasta el siguiente
compromiso. Esto piensa leerlo gente culta, y menudo papelón harás si estampas una
retahíla de pretenciosas pedorretas pseudointelectuales e inconexos párrafos
donde confirmas con qué habilidad puedes liarte solo con un tema más/menos
sencillo.
Señalo que, este año, el tema del artículo ha
estado un poco envenenado, por no decir artero, que contiene un súbito peligro que
obligaba a esforzarse para no aparentar lo que no se es. El reto ha sido
mayúsculo (o me lo ha parecido), pues debía desarrollar cierta opinión sin por
el trayecto parecer un miserable pelota, derramando loas sin cuento para aparentar
buscabas granjearte el entusiasmo del Editor. Acorralado entre el reto y la
amenaza que contenía la propuesta (no sé si el Editor de Sitio de
Ciencia Ficción lo hizo un tanto a posta, o la diablura se le escapó de la
mano inadvertidamente), opté al fin por la honestidad. Por reconocer deudas con
Sitio, qué importante es para la
difusión tanto del género como la promoción de las firmas que lo nutren, manteniendo
intacta la dignidad. Creo haber salido airoso.
Por tanto, os invito a que apreciéis la pluridad de anécdotas que en sus respectivos comentarios los colaboradores han vertido (este año tocaba desvelar algo de nuestras biografías) y os deleitéis con sus conclusiones.