miércoles, 5 de enero de 2022

TUDESCO CUENTO DE NAVIDAD DEL ROSCÓN DE REYES

 

Un poco de picardía para celebrar
la mágica jornada. Siempre corono
la modelo para así anteponer una
tradición tan nuestra como son los
Reyes Magos al Papá Noel foráneo
que nos quieren imponer también

¡Cómo esperan impacientes los hermanos Bastardos el dulce y cremoso envío que, desde tan lejanas tierras, les llega!

¡El hermano Legítimo les demuestra así su cariño, pese a ser Ilegítimos con todas las de la ley!

¡Qué hermano Legítimo más bueno! ¡No le importa que el Papá Colectivo regara Europa de bastardos! ¡Y con qué orgullo el Legítimo lo va contando, a propios y extraños!

¡Desprecia el Legítimo Ingrato Sanguijuela Impotente qué terrible daño estas afirmaciones hacen a sus padres y demás hermanos Legítimos! ¡Cómo, por su culpa, les señalan, critican, satirizan! Lo único importante para el Sanguijuela, que come a costa ajena, que no devuelve el dinero que le prestan, es ganar la compasión de unos pocos y le dediquen constantes arrumacos de burro, inventándose trolas increíbles (“de niño me violaron en un descampado; desactivaba minas en Afganistán”) para que se apiaden de su “triste figura” de “hombre” misterioso plagado de hermanos bastardos, los cuales sin embargo presionan su delicada alma sensible; así, para poder soportarlo, debe retirarse al pueblo en ocasiones, acosado por siniestros pensamientos gótico-suicidas.

Eso anhela con desesperación vampírica este poetastro-sanguijuela: consuelo, ánimos, alientos, mimos… atención que alimente su insaciable espíritu egoísta narcisista, que le grita dentro de la cornuda cabeza qué tío mierda es en realidad.

Empero… ignorando todo esto… ¡arriba el camión de reparto por el nevado paisaje crepuscular! ¡Cómo se alborotan los bastarditos tudescos! ¡Los faros del camión semejan Estrella Guía de Belén! Frena en su parada. El repartidor efectúa la entrega del ansiado (y maltratado) paquete.

¡Como los tudescos no saben qué es un Roscón de Reyes, los amigos de los bastarditos fliparán al verlo, degustándolo con un buen tazón de cacao caliente!

Mas la impaciencia los obliga a abrir la caja ¡ya mismo! Y encuentran…

¡Un cochino neumático gastado, relleno de espuma de afeitar y trozos de plástico rojo! ¿Puede medirse, no ya imaginar, el horror, desconsuelo y doloroso pasmo de los bastarditos tudescos admirando semejante detrito? ¿En tan desamparado paraje bajo cero? Sin embargo, ¿podían esperar otra cosa del ególatra Legítimo sanguijuela? Sólo un absurdo. Un despropósito. Cuescos, como sus pretenciosos poemas.

Y, mientras… ¡ah, la frágil alma de pensamientos suicidas! Recluido en el pueblo, pergeña nuevos fétidos versos del más rancio e insufrible gótico, mientras recaba más arrumacos de putas y bujarrones, orgulloso del envío hecho a sus hermanos Bastardos tudescos.