viernes, 3 de abril de 2020

JOKER — BOSQUEJO

No se puede hacer más en media hora

Sin haber visto la película protagonizada por JOAQUIN PHOENIX, cuya única virtud (o la que más se empeñaban en destacarle) es que se trataba de una indisimulada crítica a la Sociedad que DONALD TRUMP está construyendo, o deshaciendo, vete a saber, en los Estados Unidos, y por fin fuera de toda esa oleada de entusiasmados artistas, amateurs o consagrados, y otros fantasmas pintarrajeando, que debían rendir homenaje, como fuera, a la cinta, pues… No. No me apunto ni al cumplido ni a la moda. Quería saber si era capaz de dibujar un Joker (pues ¿por qué no?) y ha salido esto.

Lo que me llamó empero la atención del citado filme es esa oleada de ¡admiración! que, por doquier, veía. Los niñatos quemando cromo en redes sociales ¡exaltando! tanto a la película como a Phoenix, interpretando al ARLEQUÍN DEL CRIMEN. Recordé que, en su momento, JACK NICHOLSON era la apoteosis de los Jokers (porque lo de CÉSAR ROMERO…), hasta que el difundo HEATH LEDGER encarnó al archienemigo de BATMAN y ¡apártate, Nicholson, histriónico tocapelotas! ¡Esto es un Joker, no el tuyo! (Cuando, antaño, ¡cualquiera discutía su actuación!) Ese niñaterío ahora está de rictus erectus con Phoenix cuando ayer babeaba con Ledger. Modas. Veletismos. Desmemorias.

Si mañana KEVIN COSTNER refleja otra faceta del Joker, cuadrándola, ¡cágate, Phoenix! Cuantos piropos que hoy te regalan se los llevará Costner. Hasta la siguiente representación de quien sea. Lo dicho: el drama de las veletas modas desmemoriadas…