No se puede hacer más en media hora |
Sin haber visto la película protagonizada
por JOAQUIN PHOENIX, cuya única virtud (o la que más se empeñaban en
destacarle) es que se trataba de una indisimulada crítica a la Sociedad que
DONALD TRUMP está construyendo, o deshaciendo, vete a saber, en los Estados
Unidos, y por fin fuera de toda esa oleada de entusiasmados artistas, amateurs o consagrados, y otros
fantasmas pintarrajeando, que debían rendir homenaje, como fuera, a la cinta,
pues… No. No me apunto ni al cumplido ni a la moda. Quería saber si era capaz
de dibujar un Joker (pues ¿por qué no?) y ha salido esto.
Lo que me llamó empero la atención del citado
filme es esa oleada de ¡admiración! que, por doquier, veía. Los niñatos
quemando cromo en redes sociales ¡exaltando! tanto a la película como a
Phoenix, interpretando al ARLEQUÍN DEL CRIMEN. Recordé que, en su momento, JACK
NICHOLSON era la apoteosis de los Jokers (porque lo de CÉSAR ROMERO…), hasta que
el difundo HEATH LEDGER encarnó al archienemigo de BATMAN y ¡apártate, Nicholson,
histriónico tocapelotas! ¡Esto es un Joker, no el tuyo! (Cuando, antaño, ¡cualquiera
discutía su actuación!) Ese niñaterío ahora está de rictus erectus con Phoenix
cuando ayer babeaba con Ledger. Modas. Veletismos. Desmemorias.
Si mañana KEVIN COSTNER refleja otra faceta
del Joker, cuadrándola, ¡cágate, Phoenix! Cuantos piropos que hoy te regalan se
los llevará Costner. Hasta la siguiente representación de quien sea. Lo dicho:
el drama de las veletas modas desmemoriadas…