Al humorista sevillano, me refiero. Que
empezaba con lo de “esto es verídico” y te contaba lo del niño harto garbanzos
que en la plaza de toros lo vomita tó
menos la pringá, la que le pide un asistente
a la corrida.
Esta mañana. Voy a los recados. Calles
entre película de zombies y la de 12
monos. Espero en un semáforo a que cambie. (No había tráfago, pero sí
muchos pasmas; así que espero; no quiero líos con el enemigo.) Me aborda
entonces un menda con una cámara de fotos. Enmascarado. Me ofrece una
mascarilla (que, por cierto, no llevaba encima). ¿Para qué la quiero?,
respondo.
Inciso: en esto, admito me pasa como a
JAMES COLE, el protagonista de 12 monos.
No retrocede al pasado para cambiar el futuro, sino para darle a su presente un
futuro. No puede cambiar nada, como quieren en TERMINATOR, pues ya todo… ha pasado. La mascarilla NO PUEDE IMPEDIR
te contagies… por la simple razón de que el virus está pegado a tu ropa (he
razonado).
No es un kamikaze computarizado que te atisba
por la calle sin mascarilla y ¡ataca! Está ahí, flotando. Pegándose a tu ropa.
La piel. Lo que lleves encima. Ya en casa, no pasas por una prolija descontaminación.
Simplemente te quitas la mascarilla e inhalas el virus.
Insisto: es una especulación particular. Un
virólogo seguro la tumba al instante. Empero ahí están esas imágenes de la
gente, con los monos blancos, máscaras de combate y todo eso NBQ, que rocían
con un producto esterilizante ANTES de quitarse la máscara.
Tan desacertado quizás no ande, pues, a la
lumbre de estas escenas.
¿Para qué la quiero? Si voy a contagiarme,
la mascarilla no lo evitará. Al llegar a casa no me van a descontaminar ANTES
de quitármela. Es esa sensación de fatalidad de Cole. No puedes cambiar el
pasado; éste ya pasó. Esta es mi filosofía.
Pues el menda, cuando le contesto ¿Para
qué?, me larga “porque hay pandemia”. ¡Vaya! Se aleja, le llamo chulo, se hace
el loco. ¿Hay una pandemia, menda? ¿No la había el 8M de Marimachos? Al
parecer, en España, la pandemia estalla de golpe el 10M. Ya existía cuando celebraron
el 8M de Marimachos (con la importante carga de contagios que ha causado —y
muerte derivadas, sin duda—). Mas festejarlo era muy de progres, muy de Podemos
y su marca blanca: P$OE, y toda la
mierda de descerebrados bujarrones
y peleles que han ido reemplazando, en estos meses, a las personas más/menos
sensatas que conocíamos. (Lo de estos comunistas es La Invasión de los Ladrones de Personas Sensatas, a las cuales
retiran, cuan NEXUS, llamándolas “votantes de Vox”.)
El país no quiere españoles, sino monos adiestrados,
robots de la progresía (apúntate ese título, SAN ISAAC ASIMOV), que absorban
sin pensar cuantas consignas la AgitPro del Gobierno vendido a Venezuela (en la
que su incapacidad sectaria nos ha convertido: pura ruina) largue por los
medios ordenando aplaudir, religiosamente, a las 20H00. Mientras, piensan nacionalizar
nuestros ahorros e intervenir nuestras vidas privadas. En serio.
¡¡OBEDECE!! No pienses. No critiques. No pidas la verdad. ¡¡OBEDECE!! Es el comunismo. ¡¡OBEDIENCIA!! No hay más fuera de él... salvo Vox |
Aquí sólo importa aplaudir. Evita pensar en
nada más. Han plantado la consigna (¿quién la dictó, a todo esto, y cuándo?) y
la gente sin más obedece. Pienso es una forma populista más de testar la
dominación y obediencia del pueblo. Así saben hasta dónde pueden pisarnos la
tráquea sin rebelarnos. Nos ahogarán, pero seguirán llamándonos “Héroes” por quedarnos
en casa. Donde puedan controlarnos bien. Están luego las consignas de la
solidaridad y la gratitud, que enmascaran sus ansias intervencionistas.
¿Dónde estabas, cretino de la cámara, el 8M
de Marimachos?, no pude plantearle. ¿Por qué ese día no ibas ofreciendo mascarillas?
¡Existía ya pandemia! Ah. Sería que no había entonces… ¡porque no la habían
dictado aún tus Amos Morados del Gobierno!
El menda con la cámara lo que pretendía era
sacar la instantánea de los servicios públicos de emergencias repartiendo
mascarillas a la plebe. ¡Funciona el Estado (morado)! ¡El populux acepta
agradecido la dádiva sanadora (morada)! ¡Propaganda (morada) en estado puro!
Pues conmigo se han comido una mierda.