Lo que más me gustó de la prueba que hice para CROSSGEN COMICS fue que me pidieron estudiar también los malos dibujos, esos borrones que se amontonan en la carpeta en pos del arte final que deje boquiabierto a los adolescentes cuando abren el tebeo de su colección favorita y ven al maromo de turno con la posturita heroica… o a la sinuosa sáfica encubierta de ajustado vestuario y enormes pechos.
Rara vez los dibujantes muestran tales “desperfectos”, que cogen espacio en la carpeta. Confieso que un segundo vistazo a esos bocetos mortifica mucho más el ego del autor (porque le recuerdan que “es mortal”), pero tienen un valor intrínseco, o dos. Son como esas lascas que se arrancan al mármol según se lo esculpe y que poseen un sesgo o configuración especial. Dudas de su concreta utilidad, pero sirven.
A veces, esos “malos dibujos” no lo son; se tratan de aproximaciones, estudios, o simple energía que hay que desprender del interior de uno de ese modo, y contienen elementos que se incorporan al dibujo final para enriquecerlo. Pensad en esto cuando veáis las fantásticas splash-pages, en el trabajo oculto, aun decepcionante, que hay detrás.
Vuestro Scriptor.
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