viernes, 29 de junio de 2012

HULK! — RIDE WHIT ME



Debido al “entorno” que frecuenta la indómita, era inevitable que, más tarde o más temprano (y lo demoré bastante, palabra) apareciese con porquerías tales como fustas y látigos. Esto originó una pequeña controversia entre ambos. Porque yo no quería seguir con una línea “clásica” (y, por tanto, convertida en aburrido cliché) de “representación”, y buscaba hacer que el personaje fuese más insinuante que explícito. Con inesperada paciencia (bastante escasa en ella), Terhli me “hizo ver” que era inevitable. Yo podía esgrimir cuantos remilgos quisiera; lo comprendía. Pero ¡macho!, es la leyenda urbana y a la leyenda urbana lo que es de la leyenda urbana. (Igual luego sale una camiseta chula que vender; eh, ¿qué me decís?)
Bien, ¡qué remedio! Tocaba ceder. Acceder. Lo malo es que, una vez lo hice, ya no podía sino seguir pagando el denario al “mito” y debía hacerla aparecer con toda la parafernalia, que no se limita a lo que aquí veis. Pero aún podía jugar una pequeña baza a mi favor. Ironizar mostrando que donde fallaron las armas más potentes diseñadas para detener (o masacrar) a la criatura más fuerte del UNIVERSO MARVEL, un simple artículo de equitación podía bastar para doblegar a LA MASA. Eso…. o que Hulk dentro de sí guardara un anhelo secreto que pasaba por verse así. (Quién sabe.)
No creo que los superhéroes salgan a hacerse matar por un simple, inmenso y desprendido gesto de generosidad (que se les agradece, ojo). Algo hay en sus uniformes, en el que les den una paliza, que permite la sospecha de que atesoran deseos menos espléndidos dentro de sus sesos.
Buen fin de semana, os desea:


Vuestro Scriptor.