¡Vaya! Pues el (grato) ajetreo con Terhli
me ha hecho olvidar que debía presentarme al PREMIO DOMINGO SANTOS de Ciencia
Ficción, cuyo veredicto (más que fallo) se da en la HISPACON, evento digno de
nota y reseña. Reunión que debería hermanarnos, está empañada sin embargo por
los sectarismos y los IGNOTUS endogámicos.
Este año, el Jurado del prestigioso Premio
se queda sin saber lo que es un buen escritor y un buen cuento del género.
Ellos, no obstante, se apañan, como cada Edición, con sus relatos sobre el
señor Pérez que podía mover la taza del café con un pensamiento. Ya está. Esto
de recorrer intrépidos las graves planicies y leer las historias de la frontera,
protagonizadas por sujetos duros, íntegros, pero de buen corazón, tramas que
permiten soñar, no va con el Jurado. Tanta agitación podría hacerles sudar y tener
vibrantes fantasías en technicolor, disparándoles el pulso. Malo.
Y no es tanto el que unas narraciones ‘merezcan’
más atención que otras como el que, pese a poseer ese derecho, la libertad de
creación se viola en este país. Y la culpa es de los mediocres envidiosos
entronizados en lugares decisivos que así lo han determinado, y contaminan los
Jurados para impedir promoción a autores más brillantes que ellos, que, con su
obra, evidencian su incapacidad inventiva, una reducida caterva que manifiesta
su insaciable apetito por los empalagosos halagos y que protege, casi sin
límites, a quienes así les alimentan.
En los listados de los premiados podréis
ver quiénes son estos fogoneros del Infierno, qué nombres se repiten, Edición
tras Edición, en ciertos Premios, aunque situados en distinta posición para que
el engaño no parezca tan obvio.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/