viernes, 30 de noviembre de 2012

PAUSE — IN THE COMBAT


¡Vaya! Pues el (grato) ajetreo con Terhli me ha hecho olvidar que debía presentarme al PREMIO DOMINGO SANTOS de Ciencia Ficción, cuyo veredicto (más que fallo) se da en la HISPACON, evento digno de nota y reseña. Reunión que debería hermanarnos, está empañada sin embargo por los sectarismos y los IGNOTUS endogámicos.

Este año, el Jurado del prestigioso Premio se queda sin saber lo que es un buen escritor y un buen cuento del género. Ellos, no obstante, se apañan, como cada Edición, con sus relatos sobre el señor Pérez que podía mover la taza del café con un pensamiento. Ya está. Esto de recorrer intrépidos las graves planicies y leer las historias de la frontera, protagonizadas por sujetos duros, íntegros, pero de buen corazón, tramas que permiten soñar, no va con el Jurado. Tanta agitación podría hacerles sudar y tener vibrantes fantasías en technicolor, disparándoles el pulso. Malo.

Y no es tanto el que unas narraciones ‘merezcan’ más atención que otras como el que, pese a poseer ese derecho, la libertad de creación se viola en este país. Y la culpa es de los mediocres envidiosos entronizados en lugares decisivos que así lo han determinado, y contaminan los Jurados para impedir promoción a autores más brillantes que ellos, que, con su obra, evidencian su incapacidad inventiva, una reducida caterva que manifiesta su insaciable apetito por los empalagosos halagos y que protege, casi sin límites, a quienes así les alimentan.

En los listados de los premiados podréis ver quiénes son estos fogoneros del Infierno, qué nombres se repiten, Edición tras Edición, en ciertos Premios, aunque situados en distinta posición para que el engaño no parezca tan obvio.

Vuestro Scriptor.