lunes, 11 de febrero de 2013

CRECER, CREAR, PROGRESAR


Me complace informar que, en muy corto espacio de tiempo, SITIO DE CIENCIA FICCIÓN ha destacado otro texto mío (Jinetes de Facebook — Sic transit gloria mundi est) en su sección FIRMAS (técnicamente, la portada, de ser una revista), lo cual me hacer sentir honrado, por supuesto, pues se trata de una renovada muestra de confianza en la calidad de mi trabajo, ese constante esfuerzo de crecimiento. Crear, buscando el progreso personal, el legado, es algo a lo que todos/as deberíamos orientar nuestra existencia, haciéndola, por tanto, útil.

Y no me refiero únicamente a escribir, o pintar cuadros, o dibujar, aun a emprender impresionantes retos arquitectónicos, o explorar el mundo, o las estrellas; la misma paternidad/maternidad es una muestra del deseo de progresar que toda persona con algo dentro intenta conseguir. Los padres transfieren algunos sueños a sus hijos. ¿No es usual el sacrificio que hacen por alguno, o todos, de sus retoños, para que tenga(n) una carrera universitaria, trabajo, posición social, mejor que la que ellos poseen por avatares de la vida? (En el caso de mis padres, así ha sido.) Eso es honroso. Meritorio. Digno. Produce admiración.

La otra vertiente de la vida, empero, es sentarse sobre los truños propios y maldecir, como uno de esos sucios anacoretas de la antigüedad gótica, al resto del mundo antes que admitir que la deficiencia está en uno mismo (o una, que de todo hay) y reconocer falta de impulso creador, o ambición, escondiéndose tras delirantes sofismas filosóficos baratos para justificar una vergonzosa inacción.

Vuestro Scriptor.