No conviene cabrear a una chica cuyo
martillo regresa a su mano. No, en serio. Su furia puede ser imprevisible. Y
duradera, de LARGO ALCANCE en el tiempo. Lo que va a costar aplacarla,
muchacho.
Un consejo para los prometedores
aspirantes a dibujantes que sigan este espacio: la goma de borrar de nata MILAN es cojonuda. Mejor que muchas de
las que, teóricamente, son para “profesionales”. Hace tiempo, me dijeron que
eran para críos, pero ¡qué va! Fantásticas.
En cambio, la FACTIS 9120, una de esas “para profesionales”, es nefasta. Escapa
de ella cuan lejos puedas.
Vuestro Scriptor.
También en: http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/