miércoles, 30 de enero de 2013

¿QUÉ FUE DE DON HECH?


Nunca me gustó este dibujante. No digo que fuese (o aún sea, ignoro si falleció ya) malo, sino que su estilo no encajaba con lo que debía trazar en el papel. Parecía más idóneo para historias cotidianas, SOAP STORY, donde el detalle de una expresión o el acabado de un fondo, las emociones que trasuntaran en sus ademanes los personajes, importaba más que la grandilocuencia histriónica de un supervillano o un superhéroe, que no sabía caracterizarla, y el campo de batalla exigía también estética distinta al elaborado fondo de un romance.

En sus planchas de IRON MAN esta certeza acabó por confirmárseme. Hech no estaba hecho para esas viñetas. Requerían un esfuerzo que el hombre intentaba dar, pero no lo lograba. Se quedaba corto; perplejo, sin duda, por lo que debía dibujar.

Dicen que a JOHN BUSCEMA le estragaba dibujar superhéroes; que CONAN supuso una bendición, alivio, bálsamo.

Y pienso que se debe a que se educó una estirpe de dibujantes para “lo convencional”, y que lo que STAN LEE y compañía escribían, épico, supersónico, cósmico, les desbordaba. Su escuela, de normas rígida, les había anquilosado. A JACK KIRBY le iba la marcha, no obstante.

Y leyendo el prólogo escrito por algún entendido de FÓRUM, o PANINI, veías una sarta de loas al deficiente trabajo de Hech que no encajaba con lo que mostraban las páginas. Pensaba: Hostia: este tío ve SLAINE, por SIMON BISLEY, ¡y le estallan los sesos!

Mas el asunto real es que estas personas no estaban trasladándote su admiración por el autor: estaban imponiéndote su filia por él; en caso de rebelarte, te descalificaban. Eras un ignorante. Esa falta de respeto me irritaba de esos prólogos y escritores.

Vuestro Scriptor.