miércoles, 4 de julio de 2012

SILVER SURFER — SURFING OF THE MISTRESS



Trabajo en base a imposibles. Ocho de la mañana, empieza la jornada laboral: ante el tablero de dibujo. (O la mesa de escribir, que están/son el mismo sitio.) Hoy, voy a escribir una novela que será publicada. Hoy, haré una ilustración que superará a cualquiera de FRANK FRAZETTA. Hoy, dibujaré una Terhli que animará a la BENDITA BIANCA BEAUCHAMP quererla posar. Todo imposibles. (Ya sé que, con tres novelas editadas, y una cuarta en puertas, pensaréis que soy un hipócrita. Mas teniendo en cuenta qué clase de literatura es la mía, a qué público la destino —o sea, el común de los mortales—, las eminencias que han secuestrado la ciencia ficción española, ese atajo de BAKALITAS sibaritas, me han echado Mal de Ojo y es toda una odisea publicar. Antes, podría sacar la Tierra de órbita. Lo mío es la evasión comercial. Aquí, sólo aclaman truños soporíferos pseudointelectuales. Y, luego, esa gente grita: ¡viva la libertad de expresión, creación y publicación!)
Pero, aun sabiendo que son imposibles, me alientan. Porque suponen acicates que me obligan a mejorar. Más difícil es derrotar ese desprecio elitista que comento. Pero la vida, a la que no debemos darle la espalda durante mucho tiempo, tiene la extraña ironía de hacer que, a veces, los imposibles sucedan. Y quién sabe si…
Perteneciendo a una época remota, la primera vez que vi un cromo de ESTELA PLATEADA, a edad joven e impresionable, me asustó porque el tío no tenía orejas. (Las cosas de los críos del franquismo.) Y, a lo largo de los años, he tratado de vencer ese estigma pueril siguiendo las aventuras del personaje. Al final, acabé con mi miedo al trágico surfista cósmico de la forma que aquí veis representada.
Vuestro Scriptor.